Según los materiales, la diferencia fundamental entre el Hijo de Dios y Dios mismo no reside en la diferencia de su esencia divina (que en esencia es la misma), sino en su diferencia hipostática, expresada a través de la relación del nacimiento.

La Distinción Divina: Nacimiento y Origen

Según los materiales, la diferencia fundamental entre el Hijo de Dios y Dios mismo no reside en la diferencia de su esencia divina (que en esencia es la misma), sino en su diferencia hipostática, expresada a través de la relación del nacimiento. Es decir, Dios Padre se caracteriza por su no engendramiento, atemporalidad y existencia autoexistente, mientras que el Hijo se define precisamente por su nacimiento, por su génesis.

Como se explica en una de las fuentes:
"Pero al mismo tiempo queda una diferencia irreversible, vinculada, por así decirlo, con la posición metafísica de cada hipóstasis. La propiedad del Padre es su no engendramiento... La propiedad personal del Hijo, en cambio, consiste en ser engendrado, el amado Hijo: 'El Padre ama al Hijo y todo le es mostrado, aquello que Él crea'... Dios Padre y Dios Hijo son completamente iguales y unidos en la esencia divina, y en este sentido, tanto el Padre es el verdadero Dios como el Hijo lo es, siendo uno, pero no dos dioses; sin embargo, esto no impide su diferencia hipostática, que se manifiesta en el nacimiento y en la generación." (fuente: enlace txt)

Luego, otra fuente enfatiza esta idea, señalando que es precisamente el acto del nacimiento lo que distingue al Hijo del Padre:
"Pero siendo espíritu, el Padre de manera atemporal y sin edad engendró de Sí mismo al Hijo, semejante a Él en todo y igual..." (fuente: enlace txt)

Así, la diferencia fundamental consiste en que el Hijo de Dios es engendrado, mientras que Dios Padre es no engendrado. Esto no menoscaba su naturaleza divina original y perfecta, sino que resalta la relación eterna y la diferencia en la manera de su origen.