La influencia de la agresión en la animación infantil
Escenas emocionalmente intensas y una representación visual vibrante en las caricaturas impactan a los niños al inducir una fuerte estimulación emocional y una participación activa en lo que ocurre en pantalla. Los niños, por naturaleza, aprenden mediante la imitación, por lo que al observar a los héroes que actúan con determinación, incluso de manera agresiva, pueden percibir ese comportamiento como una forma permisible y deseable de alcanzar el éxito o sentir una sensación de victoria.
Como se señala en una de las fuentes, cuando un niño ve una caricatura, naturalmente se identifica con sus héroes:
"Al observar una lucha mortal entre animales, el adulto traspasa el límite de lo humano, permitiéndose sentir placer al matar.
¿Y qué es lo que experimenta el niño al ver una caricatura?Naturalmente, se identifica con sus héroes. Tales son las leyes de la percepción de una obra artística. Y al identificarse con un ser que logra golpear con éxito a otros, el niño va asimilando gradualmente modelos agresivos de comportamiento, recompensados con la sensación de triunfo. En su psique se forma como una especie de surco de agresividad, una huella ya tallada por la que se desplazan sus sentimientos. Pero en todas las caricaturas existe la lucha entre el bien y el mal. Los héroes vencen a dragones, Iván —el príncipe— vence al Zmey Gorynych. ¿Existe alguna diferencia entre las caricaturas de cuentos tradicionales y las “obras maestras” occidentales de la nueva generación?"
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Cabe también destacar que las caricaturas modernas suelen explotar determinadas características de la psique infantil, haciendo que el niño experimente placer al ver imágenes en las que la agresión se presenta como un medio para alcanzar un objetivo. Esto se logra gracias a una hábil combinación de elementos de audio y video, lo que favorece la repetición y consolidación de dichos modelos agresivos de comportamiento:
"¿Por qué se produce una fijación en la agresión? Desafortunadamente, en cada persona existe de manera oculta un complejo sado-masochista, y las modernas caricaturas occidentales lo explotan, haciendo que el niño sienta placer cuando el héroe de la caricatura causa dolor a alguien. Esto es hábilmente estimulado mediante el audio y el video. La repetición múltiple de escenas de este tipo provoca en los niños una fijación en la agresión y contribuye a la formación de modelos de comportamiento correspondientes. El catarsis, el cambio de personalidad que el artista planea, ocurre justamente en el momento en que los héroes de la obra (por ejemplo, los Pokémon) destruyen a sus oponentes. Pero en las caricaturas tradicionales no se mostraban los detalles del asesinato… Y, en general, se evitaba mostrar tales escenas a los niños pequeños."
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Así, las escenas intensamente emocionales y vibrantes contribuyen a que los niños interioricen modelos de comportamiento en los que la agresión resulta recompensada, lo que refuerza su deseo de imitar tales acciones. Esto se debe tanto a las particularidades del desarrollo de la psique infantil como a los poderosos estímulos visuales y sonoros que generan asociaciones emocionales duraderas con el comportamiento agresivo.