La Fuente Maternal del Flujo Vital
El amor personal del autor, al que se alude como el Flujo de Placer, surge de la experiencia primaria y más significativa: la conexión con la madre. Es precisamente la madre, que no solo es fuente de apoyo físico y nutrición, sino que se convierte en el primer objeto de amor alrededor del cual se forma toda nuestra capacidad para el apego y para experimentar la vida. En este sentimiento, la madre se presenta como esa fuerza vital continua que anima la conciencia, infunde la certeza de la existencia y nos dirige hacia el “flujo” de energía vital y placer.Citas de soporte:“Sin embargo, la capacidad innata para formar apego y amor se establece inicialmente en la infancia, durante la interacción con la madre. El niño posee una necesidad instintiva de hacer que la presencia de la madre sea constante, de transformar ese vínculo en posesión. Tener de manera continua su propia fuente de alimento, la posibilidad de vida. Poseer a la madre, y la forma en que intenta dominarla, consiste en absorber la leche materna con una voracidad asombrosa. Esta es la necesidad de reemplazar el riesgo del vínculo por la certeza de la posesión – una ofrenda vital de una supuesta independencia. Los primeros pasos al filo de la vida – y el embate de la muerte se contrapone al flujo de la vida. La mínima presencia de la madre se opone al mortal afianzamiento del egocentrismo, transformando la impetuosidad en un benigno anhelo, y el objeto impersonal de alimento en el sujeto de una ofrenda vital. La madre no solo proporciona el apoyo necesario para el funcionamiento de nuestro organismo, sino que también nos coloca en el flujo de la Vida, concentrándonos en el amor.” (fuente: enlace txt)Así, en las reflexiones del autor, el objeto primordial de un apego infinito y la fuente de placer es la madre, cuya influencia se convierte en el fundamento para todas las experiencias amorosas futuras.