La unión espiritual en la Cuaresma

El cumplimiento de la Gran Cuaresma tiene un profundo impacto en el desarrollo espiritual personal del cristiano. En este tiempo, se presta especial atención no solo a las manifestaciones externas del rechazo a ciertos alimentos y entretenimientos, sino también a que la vida de oración —tanto la que se realiza en la iglesia como la que se practica en el hogar— sea la continuación integral de un camino espiritual único, establecido por la Iglesia.

Tal como se señala en una de las fuentes, «en su oración familiar, el que ora no puede considerarse desprovisto, y, por ejemplo, durante la Gran Cuaresma cantar "Cristo ha resucitado" o en Pascua leer: "Señor y Amo de mi vida". En esencia, tanto la oración esencial como la familiar deben estar de acuerdo con la liturgia eclesiástica. En la oración de la iglesia se indica un camino determinado, por el que, para mantener la uniformidad y evitar ser una molestia para los demás, todos los que oran deben caminar. En la oración del hogar hay mayor amplitud de camino, pero la dirección sigue siendo la misma que en la oración de la iglesia. Y esa amplitud y extensión deben tener límites conocidos, más allá de los cuales se inicia una desviación del camino correcto hacia la licenciosidad de la arbitrariedad y la invención propia.» Esto subraya que, incluso al rezar en casa, el creyente está obligado a mantener la uniformidad con las normas y tradiciones generales de la Iglesia, lo que ayuda a evitar interpretaciones subjetivas y la pérdida de la experiencia espiritual colectiva (fuente: enlace txt, página: 53-54).

Otro texto indica que durante la Gran Cuaresma todo contribuye a la enmienda del hombre: «Durante la Gran Cuaresma todo favorece la corrección del hombre: la abstinencia en la alimentación y en los entretenimientos, la oración ferviente en el hogar y durante el servicio eclesiástico. Desde tiempos antiguos se ha acostumbrado a culminar la hazaña cuaresmal con la confesión ante el confesor y la comunión de los Santos Sacramentos de Cristo. El hombre debe prepararse para la confesión, confesarse sin prisa, con un profundo sentimiento de arrepentimiento e intención de cambiar su forma de vida. La comunión infunde en el cristiano una gran fortaleza espiritual. Por ello, es recomendable repetir tanto la confesión como la comunión varias veces durante la Gran Cuaresma.» Aquí se subraya que la oración intensa en el hogar, como parte indispensable de la hazaña cuaresmal, ayuda a preparar un profundo rejuvenecimiento espiritual a través de los sacramentos de la Iglesia (fuente: enlace txt, página: 55).

Así, el cumplimiento de la Gran Cuaresma, que incluye la práctica de la oración en el hogar, contribuye a la purificación del corazón, al fortalecimiento de la fe y a la unión con la experiencia espiritual colectiva de la iglesia, lo cual finalmente se refleja en la corrección personal y en el desarrollo espiritual del cristiano.

Citas de apoyo:
"Pero esto no significa que en su oración familiar, el que ora pueda considerarse desprovisto, y, por ejemplo, durante la Gran Cuaresma cantar 'Cristo ha resucitado' o en Pascua leer: 'Señor y Amo de mi vida'. En esencia, tanto la oración esencial como la familiar deben estar de acuerdo con la liturgia eclesiástica. En la oración de la iglesia se indica un camino determinado, por el que, para mantener la uniformidad y evitar ser una molestia para los demás, todos los que oran deben caminar. En la oración del hogar hay mayor amplitud de camino, pero la dirección sigue siendo la misma que en la oración de la iglesia. Y esa amplitud y extensión deben tener límites conocidos, más allá de los cuales se inicia una desviación del camino correcto hacia la licenciosidad de la arbitrariedad y la invención propia." (fuente: enlace txt, página: 53-54).

"Durante la Gran Cuaresma todo favorece la corrección del hombre: la abstinencia en la alimentación y en los entretenimientos, la oración ferviente en el hogar y durante el servicio eclesiástico. Desde tiempos antiguos se ha acostumbrado a culminar la hazaña cuaresmal con la confesión ante el confesor y la comunión de los Santos Sacramentos de Cristo. El hombre debe prepararse para la confesión, confesarse sin prisa, con un profundo sentimiento de arrepentimiento e intención de cambiar su forma de vida. La comunión infunde en el cristiano una gran fortaleza espiritual. Por ello, es recomendable repetir tanto la confesión como la comunión varias veces durante la Gran Cuaresma." (fuente: enlace txt, página: 55).

La unión espiritual en la Cuaresma

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