Predestinación Divina y Libertad Humana: Un Equilibrio de Elecciones
La idea de la predestinación divina y la libertad de elección humana puede conciliarsi se distinguen claramente los conceptos de previsión divina y determinación. Es decir, Dios puede poseer un conocimiento completo del futuro, pero ese conocimiento no impone al ser humano una elección concreta ni anula su libertad. Como se señala en una de las fuentes:“No se debe confundir la previsión con la determinación. Los padres pueden a veces prever lo que le sucederá a su hijo si éste toma cierto camino. Pero con ello no predeterminan su comportamiento, solo prevén; es decir, la previsión no es determinación. En ello radica la esencia de la libertad, que el ser humano se encuentre ante una elección. Y esa elección, el acto mismo de elegir, la orientación de la personalidad, ya determina su estado.” (fuente: enlace txt)Así, el conocimiento de Dios sobre el futuro no constituye un acto de determinación de las acciones del hombre, sino que es el reflejo de Su omnisciencia. Este pensamiento se repite en otras declaraciones. En particular, se enfatiza que si Dios sabe cuál voluntad elegirá el hombre, ello no anula el mismo proceso de elección:“De que Dios sepa lo que la voluntad elegirá, no se sigue que la voluntad no elija. Si alguien sabe lo que yo elegiré, eso no excluye el acto mismo de mi elección y, mucho menos, la experiencia subjetiva de ese acto como algo libre.” (fuente: enlace txt)También es importante destacar que la previsión divina no interfiere en la libertad humana, ya que por su naturaleza no es un elemento determinante:“La previsión divina no es predestinación, es decir, no es una intromisión en mi libertad. Dios no puede tocar mi libertad. ¡No puede!” (fuente: enlace txt)De este modo, a pesar de que Dios conoce el desenlace de todos los acontecimientos, la libertad humana sigue siendo real y efectiva. La libertad de elección no solo es una parte inherente del ser, sino también una manera de manifestar su principio divino, lo que le permite determinar su vida de forma autónoma e independiente de la omnisciencia divina. Esta perspectiva permite conciliar la idea de la predestinación divina con el concepto de libertad, donde el conocimiento del futuro no excluye la posibilidad de una elección consciente y autónoma.