El anhelo de imitar a Cristo se manifiesta en una profunda transformación interior del ser humano, cuando este renuncia a su propio “yo” y a los deseos habituales, esforzándose constantemente por llegar a ser similar a Cristo mediante la auto-renuncia y un sincero deseo de perfección.

Transformación Interior: Imitar a Cristo y Centralidad de Dios

El anhelo de imitar a Cristo se manifiesta en una profunda transformación interior del ser humano, cuando este renuncia a su propio “yo” y a los deseos habituales, esforzándose constantemente por llegar a ser similar a Cristo mediante la auto-renuncia y un sincero deseo de perfección. Como se menciona en una de las fuentes, “recházate a ti mismo (es decir, rechaza tu ‘yo’, tu voluntad, y vive no como te plazca, sino como Dios manda), toma tu cruz y sígueme. Cristo nos ordenó imitarle” (fuente: enlace txt). Esta imitación se expresa no solo a través de buenas acciones externas, sino principalmente mediante una transformación interior del alma y un constante esfuerzo por reflejar en uno mismo la imagen de Cristo, tal como se señala: “El anhelo, propio de los cristianos... aspira a la perfección, a reflejar en ti a Cristo Señor” (fuente: enlace txt).

En cuanto al lugar central de Dios en la vida, el énfasis se coloca en que la verdadera vida espiritual del cristiano gira en torno a Dios, y no en torno a formas o tradiciones eclesiásticas externas. Una de las fuentes destaca que “Él será para mí el centro vital más fundamental en mi vida personal. Anteriormente, hasta este momento, para mí personalmente toda mi religión pasaba de largo a Cristo… Ahora, la propia iglesia con todos sus sacramentos no debe ser otra cosa que… el fruto vivo de la vida interior y espiritual del cristiano” (fuente: enlace txt). Otro recordatorio sobre la primacía de Dios en la fe se encuentra en la afirmación de que “nunca podemos olvidar el lugar central de Dios en nuestra fe” (fuente: enlace txt).

En conclusión, el anhelo de imitar a Cristo se expresa a través de una constante superación interior, la renuncia al egocentrismo y la activa realización de virtudes, mientras que el lugar central de Dios en la vida se evidencia en que toda la vida espiritual del creyente gira en torno a una comunicación personal con Dios, quien se convierte en el principal referente y fuente de inspiración espiritual.