El Olvido del Camino Divino

Respuestas de varias fuentes indican que la humanidad ha perdido su libertad original y su propósito creativo cuando, al rechazar la guía divina, decidió confiar únicamente en su propio “arbitrariedad” y en los logros materiales. Así, en lugar de permanecer como la cúspide de la naturaleza y encarnar la chispa creativa del Creador, el ser humano tomó el camino de la afirmación independiente, intentando prescindir de la protección de Dios. Este alejamiento del camino espiritual predestinado provocó que se volviera dependiente de los éxitos del progreso técnico y de la sustancia material, de modo que su vida pasó a estar regida por leyes ajenas a él, en lugar del amor divino y el orden originalmente establecido.

Como se explica en una de las fuentes, cuando el hombre quiso asegurarse una “agricultura garantizada, para no depender del clima”, se apartó del orden verdadero y, al renunciar a Dios, se extravió:
“El hombre desea tener una agricultura garantizada, para no depender del clima... Por ello, el hombre se alejó y se perdió. El progreso no comenzó en el momento en que el hombre se volvió más inteligente, sino en el momento en que comenzó a alejarse cada vez más de Dios.” (fuente: enlace txt)

Otra fuente revela que, originalmente, el hombre fue creado como la cúspide de la naturaleza, destinado a espiritualizar y transformar el mundo; sin embargo, la tentación del arbitrio y el deseo de “ser como dioses” condujeron a su decadencia espiritual:
“El hombre fue puesto como la cúspide de la naturaleza para espiritualmente inspirarla y transformarla. Pero, en cambio, se dejó seducir por el arbitrio, escuchó la voz de la Serpiente-Satán. Los hombres quisieron vivir según su propio arbitrio, deseando ‘ser como dioses’.

¿Acaso la naturaleza tiene libertad?

...” (fuente: enlace txt)

Así, la elección del hombre de vivir según su propio arbitrio, en lugar de mantener la armonía con el principio divino, se convirtió en la causa de su transformación de ser portador de la chispa del Creador a ser un ente dependiente y regido, sometido al mundo que él mismo creó y a sus mecanismos tecnocráticos.