Según las fuentes presentadas, aunque existe la opinión de que Dios es indiferente a los asuntos terrenales, muchos autores enfatizan que el papel de Dios en la vida humana es mucho más profundo y activo.

El Eterno Presente: La Influencia Divina en el Curso de la Vida

Según las fuentes presentadas, aunque existe la opinión de que Dios es indiferente a los asuntos terrenales, muchos autores enfatizan que el papel de Dios en la vida humana es mucho más profundo y activo. Por ejemplo, un texto señala que “Dios es omnipresente no solo en el espacio sino también en el tiempo. Dado que Dios es un ser atemporal, para Su visión no tiene importancia si los eventos que percibe pertenecen al pasado, presente o futuro: la visión divina es una visión en el eterno presente”, lo que significa que cada acción libre del ser humano está bajo la influencia de Su voluntad (source: enlace txt). Es decir, Dios no puede ser llamado indiferente, puesto que Su presencia abarca todos los aspectos del tiempo y cada manifestación de la voluntad humana se encuentra en Su esfera de acción.

Otra perspectiva enfatiza que toda la historia, todo el curso de los acontecimientos, es determinado por la voluntad y el omnipotente poder del Padre Celestial. Como se afirma: “Todo es asunto de la voluntad y el omnipotente poder del Padre Celestial…”, lo que evidencia la existencia de un plan supremo en el que cada evento y cada decisión vital del ser humano tienen un propósito inefable pero significativo (source: enlace txt).

También es importante el aspecto relacionado con que Dios es la fuente de la verdad y del amor, que brinda a la persona la comprensión del sentido de la vida. Aunque este punto se aborda enfatizando la satisfacción espiritual humana, indica que la presencia divina llena la vida del ser humano con un profundo significado, proporcionando pautas morales y espirituales.

Así, a pesar de la opinión común de la indiferencia de Dios, las fuentes presentadas demuestran claramente que Su papel en la vida de las personas es fundamental: no solo observa lo que ocurre, sino que determina activamente el curso de la historia, influenciando cada acción libre del ser humano, y además es fuente de amor y verdad que garantiza una sensación de seguridad y sentido en la vida.