Desafíos en la División de Poderes en Democracias
El reparto de poderes en los sistemas democráticos a menudo genera tensiones, ya que cada rama – legislativa, ejecutiva y judicial – está diseñada por naturaleza para cumplir funciones específicas, y su interacción no siempre ocurre sin conflictos. Por ejemplo, en la fuente " enlace txt" se enfatiza que la misma división de poderes contiene "semillas genéticamente incrustadas de conflictos y disputas", lo que significa: incluso si cada rama aspira a servir al bien común, su autonomía y sus mecanismos de control independientes pueden crear condiciones para el enfrentamiento mutuo. La ausencia de un control centralizado único conduce a que las competencias se distribuyan de tal forma que cada rama pueda buscar reforzar sus posiciones mediante compromisos y sobornos, lo que a menudo desemboca en esquemas de corrupción.
Además, como se señala en " enlace txt", el poder democrático, basado en el principio de igualdad, tiende a fragmentar la sociedad. Su fundamento –la igualdad y la libertad de todos los miembros de la sociedad– genera una situación en la que, en lugar de unirse para resolver problemas comunes, se forman intereses separados, lo que en última instancia socava la integridad del gobierno y fomenta la aparición de conflictos políticos. Esta fragmentación facilita las manipulaciones, permitiendo a las partes aprovechar las deficiencias del sistema para obtener beneficios personales o grupales, lo que intensifica aún más el comportamiento corrupto.
De este modo, cuando las instituciones de poder no están unificadas en un sistema único de rendición de cuentas y control, la división de competencias se convierte en un terreno vulnerable para desacuerdos políticos y prácticas corruptas, impidiendo la realización de su objetivo común: servir al bien de la sociedad.
Citas de apoyo:
"Toda autoridad proviene de Dios, y por eso –mientras la administración estatal no sea concebida como un servicio religioso, como 'el yugo de Dios'– no esperen el bien. No se logrará la 'sinfonía de poderes', es decir, su combinación armoniosa y mutua. Mucho menos fructífera es la actual moda de considerar la teoría de la 'división de poderes' (ejecutiva, legislativa y judicial) como el paradigma de perfección, en ausencia total de control centralizado. La división no puede incorporar un inicio benéfico, en ella están 'genéticamente' incrustadas las semillas de conflictos y disputas. Otra cuestión es que la unidad tampoco traerá el bien si es artificial, mecánica y externa." (fuente: enlace txt)
"Al organizar las formas de vida social, el poder democrático no puede garantizar la unidad espiritual de la sociedad, como ocurría en la época sagrada. El poder democrático no une, sino que divide, ya que en su fundamento reside la igualdad de derechos. La ley implementa el principio de separación y aislamiento, asegurando la independencia personal de cada individuo, la igualdad de todos ante la ley, la libertad y la soledad. Al adquirir en la democracia igualdad y libertad, perdemos la unidad." (fuente: enlace txt)