La Espera Activa: El Dinamismo del Alma
La espera no es simplemente una inactividad, ya que ocurre dentro del alma y requiere la participación activa de la fuerza interior y la paciencia para mantener la esperanza en el futuro y aprender de las lecciones del pasado. El alma no solo aguarda el advenimiento de algo; percibe activamente el presente, recuerda el pasado y, al mismo tiempo, se muestra dispuesta a recibir el futuro. Como se dice en la reflexión: "Ella espera, escucha y recuerda: aquello que espera pasa por aquello a lo que escucha, y se dirige hacia aquello que recuerda. … Pero en el alma hay la espera del futuro" (fuente: enlace txt, página: 16). Esto subraya que la espera es un proceso dinámico, en el que la mente y el corazón trabajan continuamente en conjunto, otorgando significación a cada momento del tiempo.Asimismo, la espera activa exige paciencia, pues llevar a cabo lo planeado correctamente o recibir la bendición esperada es posible únicamente mediante un esfuerzo incesante de fe y perseverancia. Como indica otra fuente: "No buscamos la gloria presente, sino la futura... Si no la vemos, confiamos y esperamos con paciencia (Romanos 8,24-25). Por ello, la espera y la paciencia son necesarias para realizar lo que hemos emprendido..." (fuente: enlace txt, página: 5). Aquí se demuestra claramente que la espera incorpora un anhelo activo y un esfuerzo interno constante, lo cual la convierte en un proceso dinámico, distinto de la pasividad.En consecuencia, el proceso de la espera se considera activo, ya que requiere del individuo un trabajo interior constante, perseverancia y la habilidad para relacionar eficazmente el pasado, el presente y el futuro, transformando la espera en un camino hacia la consecución de metas elevadas. Es un estado activo en el que la paciencia y la fortaleza del espíritu juegan un papel crucial para mantener el equilibrio interior y estar preparados para los cambios.