La destructiva energía de la guerra puede transformarse en una fuerza constructiva mediante la reinterpretación y redirección de la dinámica original del conflicto.

La transformación de la energía bélica

La destructiva energía de la guerra puede transformarse en una fuerza constructiva mediante la reinterpretación y redirección de la dinámica original del conflicto. Por un lado, la guerra despierta en el ser humano una energía capaz no solo de destruir, sino también de impulsar un movimiento poderoso y continuo hacia adelante, si se orienta hacia la creación. Tal como se señala en una fuente, «En la acción continua, en la lucha, en el movimiento. En cuanto la máquina se detiene —el tiempo de NEP—, las células humanas inevitablemente se descomponen... Es la misma energía que, durante los años de la guerra civil, encendió y levantó sobre los escombros a una Rusia agotada y desmenuzada.» (fuente: enlace txt). Aquí se evidencia que la dinámica de la lucha, aun cuando nace en la guerra, puede utilizarse para la transformación y el desarrollo de la sociedad.

Por otro lado, la guerra genera la necesidad de cambios tanto en la conciencia emocional y moral como en la estrategia de desarrollo social. En una de las fuentes se afirma:
«Otro resultado de la guerra para nuestra intelectualidad debería ser la transición de una conciencia predominantemente negativa a una conciencia positiva. En la conciencia intelectual tradicional predominaba una actitud distributiva y no productiva hacia la vida, que boicoteaba en lugar de crear. Nuestra conciencia social no era creativa. La guerra, con su amarga experiencia, enseña que el pueblo debe acumular una fuerza y un poder positivos para sí mismo...» (fuente: enlace txt).

Esta idea subraya que la trágica experiencia del conflicto es capaz de despertar en el pueblo la conciencia sobre la necesidad de acumular una fortaleza interna para alcanzar metas constructivas. En lugar de quedarse atrapada en emociones negativas y formas destructivas de lucha, la sociedad aprende de las lecciones de la guerra y comienza a canalizar su energía hacia la restauración, modernización y consolidación de sus fundamentos vitales.

Otra fuente permite comprender que, a pesar de que la lucha es una parte natural de la actividad humana, existe una diferencia fundamental entre la lucha destructiva y el trabajo creador. Así:
«La vida humana, al igual que la cósmica, está impregnada del principio de la lucha. La lucha es, por así decirlo, una forma inmanente de la actividad humana; y por más que el hombre aspire a algo o cree, en todas partes se encuentra con obstáculos, se enfrenta a enemigos y debe cambiar continuamente el arado y la hoz por la espada y la lanza. Sin embargo, se mantiene una diferencia esencial entre el trabajo que crea y el trabajo de lucha, entre el trabajo productivo y la actividad militar; siendo sólo el primero valioso en sí mismo y produciendo frutos reales, mientras que lo último es únicamente necesario para el primero y se justifica por él.» (fuente: enlace txt).

Así, la energía destructiva de la guerra puede convertirse en un poderoso motor de renacimiento social si se orienta mediante cambios en la conciencia, pasando de una lucha negativa a un trabajo creativo y utilizando la dinámica acumulada para la realización de proyectos sociales, económicos y culturales a gran escala.

Citas de apoyo:
«En la acción continua, en la lucha, en el movimiento. En cuanto la máquina se detiene —el tiempo de NEP—, las células humanas inevitablemente se descomponen. ... Es la misma energía que, durante los años de la guerra civil, encendió y levantó sobre los escombros a una Rusia agotada y desmenuzada.» (fuente: enlace txt)

«Otro resultado de la guerra para nuestra intelectualidad debería ser la transición de una conciencia predominantemente negativa a una conciencia positiva. ... La guerra, con su amarga experiencia, enseña que el pueblo debe acumular una fuerza y un poder positivos para sí mismo...» (fuente: enlace txt)

«La vida humana, al igual que la cósmica, está impregnada del principio de la lucha. ... siendo sólo el primero valioso en sí mismo y produciendo frutos reales, mientras que lo último es únicamente necesario para el primero y se justifica por él.» (fuente: enlace txt)