Ritmos y Fuerzas de los Hábitos: Una Clasificación Detallada
Esta clasificación permite entender de qué manera las características en la formación de hábitos (su velocidad y fuerza de consolidación) determinan el impacto en el comportamiento de una persona. Es decir, si un hábito se forma lentamente, puede adquirir cualidades más profundas y estables, ejerciendo una influencia significativa en el comportamiento futuro, mientras que un hábito formado rápidamente, aunque también pueda ser profundo, tiene una naturaleza de impacto diferente. Los hábitos formados rápidamente y con gran impulso a menudo pierden fuerza con la repetición, lo cual indica su variabilidad; su influencia pedagógica será significativamente distinta a la de aquellos hábitos que se forman lenta pero de manera estable.Así, al diferenciar cuatro tipos – lento y profundo, lento y débil, rápido y profundo, rápido y débil – se puede evaluar con mayor precisión el potencial que tiene cada hábito para influir en el comportamiento y el tipo de intervención necesaria para corregir o consolidar determinados patrones de conducta.Citas de apoyo:“De la característica general de los hábitos pasamos a sus rasgos específicos. Ya mencionamos que en los niños los hábitos se forman con facilidad y rapidez; además, se consolidan igual de fácilmente —y si, por ejemplo, se trata de combatir hábitos ‘malos’, las dificultades que se presentan en este ámbito caracterizan acertadamente las peculiaridades de los niños en este aspecto. ... Señalemos ante todo los tipos de ‘acostumbramiento’. La clasificación de tipos de voluntad que presentamos anteriormente se mantiene válida también para los hábitos: y aquí es necesario distinguir entre la formación rápida y lenta de un hábito; esta distinción fue establecida por primera vez por Meiman. Pero otro aspecto de la clasificación mencionada también resulta relevante en la caracterización de los hábitos: la fuerza o debilidad de estos.”“La combinación de estos dos aspectos da lugar a cuatro tipos en relación a los hábitos: tipo lento y profundo, tipo lento y débil, tipo rápido y profundo, tipo rápido y débil. Esto es de suma importancia para comprender el destino de los hábitos, la influencia pedagógica y la intervención educativa. Cabe señalar que los cuatro tipos se observan también en la infancia. Resultan interesantes los datos sobre las primeras fases de formación de hábitos en los diferentes tipos. En mis experimentos (Kiev 1912, Belgrado 1920–1921) constaté que aquellos que comienzan el trabajo con notable tensión e impulso pierden rápidamente fuerza, de modo que la repetición de movimientos homogéneos tiene en estos casos una influencia muy débil en la formación del hábito. Por el contrario, aquellos que inician el trabajo sin ningún impulso, casi de manera apagada, logran dominar rápidamente los movimientos bajo la influencia del ejercicio y consiguen grandes ‘éxitos’.”