El teléfono adolescente: Extensión de la independencia personal
Tanto legal como moralmente, el teléfono de un adolescente puede considerarse su propiedad en situaciones en que se convierte en parte de su espacio personal y en un medio de autoexpresión que confirma su independencia del control parental. Por ejemplo, si el teléfono es un regalo o se ha adquirido conforme a la ley, y su uso se asocia con el derecho del adolescente a gestionar sus datos personales, su comunicación y su mundo interno, éste será percibido no solo como un objeto, sino también como una extensión de su individualidad.Como se señala en una de las fuentes, el adolescente intuitivamente siente la necesidad de demostrar su valía con las siguientes palabras: "Los adolescentes son más dueños que sus padres, simplemente porque hace tiempo se dieron cuenta de que el verdadero poder en el hogar reside en quien posee la propiedad. Los padres piensan que pueden disponer del destino de sus hijos precisamente por el hecho de haberlos procreado..." (fuente: enlace txt). Aquí se puede apreciar que el teléfono, como una de las partes de lo que el adolescente denomina "mío", incluyendo "las conversaciones telefónicas", se convierte en un símbolo del espacio personal que procura proteger del intromisión externa.De esta manera, si el dispositivo de telecomunicaciones es empleado por el adolescente para comunicarse de forma autónoma, almacenar información personal y formar una identidad única, y si su adquisición o regalo cumple con las normativas legales, entonces, tanto desde una perspectiva legal como moral, el teléfono puede desempeñar el papel de propiedad del adolescente.Supporting citation(s):"Los adolescentes son más dueños que sus padres, simplemente porque hace tiempo se dieron cuenta de que el verdadero poder en el hogar reside en quien posee la propiedad. Los padres piensan que pueden disponer del destino de sus hijos precisamente por el hecho de haberlos procreado..." (fuente: enlace txt)