Amor y Orden en la Creación Divina
La concepción del amor divino suele surgir en el contexto del ideal de un cuidado omnipresente, incondicional y benevolente, mientras que la experiencia humana puede estar marcada por la crueldad y el sufrimiento. Se puede suponer que esta contradicción surge debido a la limitación de nuestra percepción: observamos momentos y fenómenos individuales que no siempre pueden reflejar la profundidad y la plenitud del designio del Creador.Por un lado, el relato bíblico de la creación del mundo destaca la idea de un cosmos estructurado y ordenado, en el que el ser humano ocupa un lugar central. Como escribe Vl. Losky, “en el centro del Universo late el corazón humano” – lo cual no es simplemente un símbolo de geocentrismo, sino una indicación de la unidad espiritual del hombre con el mundo material (source: enlace txt). Aquí se dibuja una imagen de la creación en la que cada fenómeno, ya sea el alternarse del día y la noche o la distribución de las sustancias, tiene su propio lugar y significado en el plan general. Esto subraya que las acciones del Creador, fundamentadas en el amor y la sabiduría, están orientadas a establecer el orden en la naturaleza.Por otro lado, el énfasis en el trabajo creativo de Dios, como se describe en otro pasaje en el que se dice: “Él midió el cielo con sus manos, y la tierra con la palma de su mano. Por eso, no adules a Dios... Él creó todo esto. De hecho, su gloria es mayor cuando Él se esforzó” (source: enlace txt), nos recuerda que el proceso de la creación implica manifestaciones de fuerza y determinación. Estas cualidades, según los estándares humanos, pueden percibirse como crueles o severas. Sin embargo, es justamente a través del trabajo y del poder donde se muestra la capacidad del Creador no solo para crear, sino también para mantener, “manifestarse” y estar presente en toda la creación. En otras palabras, aunque ciertos aspectos puedan generar una sensación de dureza, son elementos de un plan más complejo y armónico en el que el amor se entrelaza de forma inseparable con la fuerza y el orden.Así, las ideas sobre el amor divino y la crudeza vivida pueden verse como dos caras de un mismo fenómeno: el amor de Dios, expresado en el incondicional afán por establecer el orden en el cosmos, se combina con el uso de la fuerza y la determinación que son necesarios para la creación y el mantenimiento de esa organización. En última instancia, la imagen de Dios como Creador del universo demuestra que, incluso aquello que parece ser severo, forma parte de un designio más amplio en el que el amor se manifiesta a través del proceso creativo que establece la armonía entre los diversos elementos del cosmos.Supporting citation(s):"En el segundo día Dios crea la “expansión” - un espacio dotado de solidez, estabilidad y firmeza... en el centro del Universo late el corazón del hombre" (source: enlace txt)"Él midió el cielo con sus manos, y la tierra con la palma de su mano... Él creó todo esto... Y ambas cosas las hizo según Su voluntad" (source: enlace txt)