La mente que construye la realidad
Nuestra mente activa no simplemente percibe el mundo de manera pasiva, sino que lo crea, eligiendo ciertos elementos de la experiencia y descartando otros. Es este mismo proceso de formación de nuestro "mundo objetivo" el que influye en cómo las expectativas comienzan a divergir de lo que existe independientemente de nosotros. Por ejemplo, según uno de los fragmentos, nuestra sensación de vida y nuestro bienestar dependen no tanto de la realidad objetiva en sí, sino de la medida en que ésta se corresponde con nuestras expectativas. Como se dice: "Nuestra sensación de bienestar, la evaluación de nuestra vida depende no tanto de cómo nos va objetivamente, sino de la medida en que la realidad se ajusta a nuestras expectativas. Intentemos imaginar un escenario que en realidad nunca tendrá lugar..." (fuente: enlace txt)Además, nuestra mente selecciona activamente la información, fijando ciertos aspectos de la experiencia e ignorando otros. Esta percepción selectiva y acción organizadora crean el "mundo cotidiano", que se ve limitado a aquello a lo que somos capaces de prestar atención. Como se señala en otra fuente: "Y el mundo cotidiano, el mundo de la experiencia diaria, es creado por la dirección activa de nuestra conciencia, fijando unos aspectos e ignorando otros; no puede pretender tener una realidad mayor que otros mundos..." (fuente: enlace txt)Así, es precisamente la construcción activa de la realidad por parte de nuestra conciencia —a través de sensaciones, pensamientos y experiencia personal— lo que conduce a que nuestras expectativas se formen en base a los elementos elegidos de la experiencia. Si la imagen del mundo que escogemos no coincide con la realidad objetivamente existente, se produce una divergencia entre las expectativas y lo que realmente es. Esto explica por qué una persona puede sentir insatisfacción o, por el contrario, felicidad, derivadas no tanto de la situación objetiva de las cosas, sino de cómo la percibe y qué piensa al respecto.