Fortaleza Integral: El Poder de una Base Amplia
La estrategia de construcción de fortificaciones siempre se ha basado en el uso de cimientos masivos, que no solo proporcionan una resistencia inigualable, sino que también permiten la integración de elementos de defensa adicionales. Ya en las primeras etapas de edificación de tales estructuras, era evidente que los anchos muros desempeñaban una doble función: no solo soportaban el impacto mecánico de máquinas de asedio y fuerzas de la naturaleza, como las olas del mar, sino que además se convertían en una plataforma segura para ubicar altas torres y otras fortificaciones. Tal simbiosis entre cimientos masivos y elementos elevados en la creación de un sistema defensivo integral permitía garantizar la durabilidad y seguridad de los espacios internos.
Un ejemplo de la historia en la construcción de un puerto demuestra cómo las partes individuales de la estructura, ya sean rompeolas o muros de piedra con torres, interactúan entre sí, formando una estructura única y sólida. Esto confirma que el uso adecuado de la amplitud de la base no solo aumentaba la solidez física de la construcción, sino que también reforzaba sus cualidades defensivas estratégicas, ofreciendo una protección fiable frente a cualquier amenaza externa.
¿Por qué históricamente se construían muros con una anchura tan grande, a veces alcanzando 8-9 metros, y cuál era el objetivo de tal característica arquitectónica?
Las grandes anchuras de los muros se utilizaban justamente para conferir a la estructura una fortaleza y estabilidad estratégicas. Tales cimientos masivos permitían que los muros no solo repeleran de manera segura los ataques del enemigo y soportaran la presión de fuerzas destructivas (sean estas el impacto mecánico de máquinas de asedio o las fuerzas de la naturaleza, como en el caso de las olas del mar), sino que también servían como soporte para otros elementos defensivos, como las altas torres. Esto permitía crear un todo integrado, donde el mismo cimiento masivo se combinaba con las estructuras defensivas elevadas.
Como ejemplo, en una de las descripciones de la construcción de un puerto se dice:
"Una vez realizada la excavación, se construyó una parte de la presa sobre el agua con una anchura de doscientos pies: de estos, cien pies se extendían hacia el mar para resistir las olas, a lo que se le llamó rompeolas; la otra parte, también de cien pies, servía de cimiento para el muro de piedra que rodeaba el puerto. Este muro en algunas zonas se complementaba con torres extremadamente altas, siendo la más hermosa de ellas llamada Druzion" (fuente: enlace txt).
De este modo, el uso de una base tan amplia no solo garantizaba la durabilidad de la estructura, sino que también permitía integrar funciones defensivas adicionales, asegurando la seguridad del espacio interior y la integridad de las fortificaciones.