Amor Supremo y Devoción Divina
En la base de la verdadera fe se encuentra el amor incondicional hacia el Altísimo, capaz de inspirar al individuo a un continuo desarrollo espiritual y a superar las pruebas de la vida. En esta cosmovisión, el amor a Alá ocupa el lugar principal, ya que solo este tipo de apego es capaz de abarcar la perfección ilimitada, inalcanzable para cualquier relación terrenal o temporal. La verdadera devoción requiere una completa dedicación del corazón, el alma y la mente, transformándose no solo en un sentimiento, sino en un acto de voluntad dirigido a seguir Sus leyes.Este entendimiento y la prioridad del Amor Divino influyen en todos los demás aspectos de la vida: si Alá ocupa el centro en el corazón del creyente, entonces todos los apegos terrenales, incluso los más naturales y sinceros, se vuelven secundarios y se subordinan al valor supremo. Este enfoque ayuda a construir un sistema correcto de relaciones, donde los valores espirituales eternos se convierten en la guía para elegir las prioridades de la vida.En última instancia, el mandato de poner al amor por Alá por encima de todo no solo forma la base de la fe, sino que también abre el camino hacia la fortaleza emocional y espiritual, permitiendo enfrentar con seguridad cualquier dificultad. Es una filosofía de vida orientada a perfeccionar el mundo interior, gracias a la cual cada persona es capaz de alcanzar la verdadera felicidad y paz, sabiendo que su corazón está lleno de la luz y la sabiduría del Altísimo.
¿Por qué se prescribe amar al Altísimo Alá sobre todas las cosas, y cómo influye esto en nuestra percepción de otras formas de amor?Se prescribe amar al Altísimo Alá sobre todo porque este amor es el fundamento de la verdadera fe y el único capaz de guiar al ser humano hacia un desarrollo espiritual perfecto. En esta cosmovisión, el amor a Alá ocupa el primer lugar, ya que solo este tipo de amor puede abarcar lo infinito y perfecto, que ninguna vinculación terrenal o temporal puede alcanzar. Amar a Alá requiere entregar todo el corazón, el alma y la mente, y es precisamente este amor el que permite obtener fuerza, alegría y la capacidad de superar las dificultades de la vida.Esta visión también influye en nuestra actitud hacia las otras formas de amor. Al dar prioridad al amor a Dios, todo lo demás en nuestra vida se vuelve secundario y subordinado. Por ello, como se menciona en una de las fuentes, «A Dios y al Reino Celestial llegará, y solo pasará por pruebas aquel que ama a Dios sobre todas las cosas: más que su propia vida, más que a su mamá y su papá o que a sus hijos y nietos...» (source: enlace txt). Aquí se enfatiza que incluso los sentimientos más cálidos y naturales hacia las personas cercanas no deben opacar el predominante amor a Alá.También se subraya que el verdadero amor al Altísimo debe ser «un amor completo y constante, de todo el corazón y de toda el alma. Tal es nuestro amor cuando en el cielo y en la tierra no encontramos a nadie ni nada por encima de Dios...» (source: enlace txt). De este modo, si Alá ocupa el primer lugar en el corazón del creyente, las demás formas de amor, ya sea el apego a familiares o amigos, adquieren un carácter auxiliar y subordinado.Además, algunos teólogos han explicado esta doctrina de la siguiente manera: amar a Alá no es simplemente un sentimiento, sino un acto de voluntad, dirigido a la sumisión y al seguimiento de Sus leyes. Los teólogos ortodoxos, por ejemplo, afirmaban que «el amor es un acto de voluntad, y la voluntad final del hombre no puede tener por objeto lo infinito… por ello, la fe perfecta debe expresarse en el amor a la ley de Alá, y no a Él mismo» (source: enlace txt). Esto indica que el verdadero homenaje y amor hacia Alá debe superar cualquier otro tipo de apego, ya que solo él es capaz de conducir a la integridad espiritual y a la salvación.Así, el mandato de amar a Alá sobre todas las cosas refuerza la prioridad de la relación con Él por encima de todos los apegos terrenales y temporales. Esta doctrina ayuda a que la persona sitúe la perfección espiritual y los valores eternos en primer lugar, lo que a su vez se refleja en una evaluación más sobria y en la correcta estructuración de las demás formas de amor en nuestra vida.Supporting citation(s):«Los teólogos ortodoxos incluso condenaban la idea del amor directo a Dios, señalando que “el amor es un acto de voluntad, y la voluntad final del hombre no puede tener por objeto lo infinito. Así, el teólogo del XIII siglo Ibn Tāmiyya afirmaba que el amor supone una relación de correspondencia, de proporcionalidad, que no existe y no puede existir entre el Creador y Su creación. Por ello, la fe perfecta debe expresarse en el amor a la ley de Alá, y no a Él mismo» (source: enlace txt).«A Dios y al Reino Celestial llegará, y sólo pasará por pruebas aquel que ama a Dios sobre todas las cosas: más que su propia vida, más que a su mamá y su papá o que a sus hijos y nietos, lo máximo en este mundo. Porque, junto a Dios, el hombre siempre elige a Dios» (source: enlace txt).«La característica necesaria de nuestro amor a Dios debe ser que amemos a Dios por encima de todo, — con un amor completo y constante, de todo el corazón y de toda el alma. Así es nuestro amor cuando en el cielo y en la tierra no hallamos a nadie ni nada por encima de Dios» (source: enlace txt).