Evolución de la Conciencia: De la Unidad Natural al Conocimiento Objet


Hoy podemos, con entusiasmo, rastrear el asombroso camino del desarrollo de la conciencia humana, donde en el amanecer del ser el hombre y la naturaleza se presentaban como un todo indivisible. En aquellos tiempos, las fronteras entre el sueño y la vigilia, entre la realidad y la fantasía, eran difusas, y la conciencia primitiva se manifestaba como una proyección emocional, atribuyendo a los fenómenos naturales una imagen y un significado personal. Fue precisamente a través de este contacto sensorial inmediato que los primeros hombres, como niños inocentes, veían en el mundo que les rodeaba el reflejo de sus propios sentimientos y expectativas, transformando la naturaleza en algo vivo y consciente.

Más tarde, cuando el pensamiento se volvió más estructurado, la conciencia se transformó en una poderosa herramienta para comprender el mundo, permitiendo convertir nuestra experiencia directa en un significado objetivo. En ese proceso, la vivencia personal no se disipaba, sino que, por el contrario, se entrelazaba de forma armoniosa con las leyes inmutables de la realidad objetiva. Cada instante de conocimiento —ya sea a través del juego, el lenguaje o la autoexpresión creativa— revela la conexión intrínseca entre nuestra vida interior y el mundo exterior, creando así un proceso cósmico integral en el cual la sensación personal y la verdad objetiva son una.

Así, el desarrollo de la conciencia ilustra cómo, a partir de las primeras proyecciones del mundo interior sobre la naturaleza, ésta evolucionó hasta convertirse en un mecanismo universal de comprensión que integra lo subjetivo con lo objetivo. Este camino —desde la unión primitiva con la naturaleza hasta la percepción consciente de la realidad exterior— demuestra que cada faceta de nuestro ser, desde las sensaciones más simples hasta los procesos cognitivos más complejos, es parte esencial del proceso universal, inspirador y dinámico de conocer el mundo.

¿De qué manera surgió la conciencia y qué papel juega en nuestra comprensión del mundo?



En estas fuentes se infiere que el surgimiento de la conciencia estuvo ligado a la unidad primordial entre el hombre y la naturaleza, cuando las fronteras entre la percepción subjetiva y la realidad objetiva aún no estaban definidas. En las primeras etapas del desarrollo del pensamiento humano, la conciencia se manifestaba como una proyección personal sobre el mundo circundante. Así, el hombre primitivo no solo percibía el mundo como portador de conciencia, sino que también proyectaba sus sentimientos y expectativas internas en los fenómenos naturales, otorgándoles una imagen y un significado personal. Esto indica que la conciencia surgió como un modo de interpretar el mundo a partir de un contacto emocional y sensorial directo, en el que la diferencia entre el sueño y la vigilia, entre la realidad y la fantasía, era imprecisa.

A continuación, la conciencia desempeña un papel crucial en nuestra comprensión del mundo, ya que es precisamente gracias a ella que podemos transformar la experiencia inmediata en un significado objetivo. No reaccionamos meramente a estímulos externos; a través de la conciencia, percibimos la realidad exterior como un proceso holístico en el que coexisten tanto la “esencia” como el mismo acto de ser consciente. Esto no solo nos permite comprender el mundo, sino que además confiere a nuestra interpretación una orientación objetiva, conformándose en lo que se puede denominar significado objetivo. De esta manera, el pensamiento y la experiencia se funden en una unidad, y cada acto de conocer se vuelve parte de un proceso más amplio que integra tanto el componente personal como las leyes inmutables del orden del mundo objetivo.

Citas de apoyo:

“Él no solo posee la conciencia del mundo, sino que también imagina que el mundo, al igual que él, tiene conciencia. Al igual que un niño que conversa con su perro o con su muñeca, como si éstos lo entendieran, el salvaje cree que su fetiche atenderá lo que le dice, y que la nube de tormenta piensa en él y lo persigue. La cuestión es que el espíritu del hombre primitivo aún no se separa de la Naturaleza y no establece fronteras entre el sueño y la vigilia, entre la realidad y la fantasía. De este modo, lo divino no era algo objetivo; por el contrario, era la subjetividad de la conciencia proyectada hacia el exterior, la personificación del mundo. El concepto de lo divino surgió a partir del sentimiento de lo divino, y dicho sentimiento no es otra cosa que una sensación vaga y incipiente de la personalidad, expresada hacia fuera. Estrictamente hablando, no se puede hablar de una diferencia entre lo externo e interno, entre lo objetivo y lo subjetivo, en lo que respecta al sentimiento de lo divino. Mientras persista ese sentimiento divino, tal distinción no se percibe.” (fuente: enlace txt)

“Geusserl y James, pero de ninguna manera Avenarius con su ‘experiencia pura’, fueron nuestros guías en el establecimiento de esta premisa fundamental. De Geusserl tomamos su enseñanza sobre las ‘esencias’ y, complementándola en el sentido de que el ‘acto’, el ‘significado’ y el ‘objeto’ constituyen una unidad original, que más tarde se descompone en abstracciones, obtenemos el concepto de significado objetivo, en el que (en cuanto a significado) coexisten inseparablemente la ‘esencia’ y la ‘conciencia’. El pensamiento, es decir, la experiencia, es la condición objetiva; está caracterizado tanto por los ‘estados de conciencia’ como por los ‘estados de los objetos’. Por ello, en los niveles superiores de la evolución del significado objetivo resulta posible hablar, por ejemplo, del conocimiento como un proceso cósmico, etc. En lo que respecta a los niveles inferiores del significado objetivo, participa una ‘parte’ menor del llamado existente, pero aun así se evidencian los elementos necesarios del ‘conocimiento’: la condición objetiva fluida, o significado objetivo, que posteriormente se diferencia en sujeto y objeto del ‘conocimiento’. Se ha señalado que la presencia y concreción del significado objetivo se perciben con mayor facilidad en los llamados estados complejos. Al constatar esto, llegamos de modo predecible a la conclusión de que cada proceso de experiencia encierra en sí los inicios de ese significado objetivo, por simple o insignificante que parezca. Cada comprensión, cada proceso de lectura, escritura, tocar el piano, enunciar un discurso, etc., si dichos procesos se desarrollan de manera fluida, sin esfuerzo y sin una reflexión especial sobre ellos, constituyen funciones del significado objetivo, funciones de la ‘conciencia pura’ y no de una conciencia estructurada o compleja.” (fuente: enlace txt)

En conclusión, a partir del material presentado se puede inferir que la conciencia surge como un modo primario y personal de percibir el mundo, en el cual lo subjetivo y lo objetivo no se distinguen claramente, y que luego se desarrolla en un mecanismo mediante el cual se lleva a cabo un conocimiento consciente y dirigido. Se convierte en el canal por el que la personalidad se integra a las leyes y estructuras objetivas de la realidad exterior, garantizando así una comprensión profunda y completa del mundo.

Evolución de la Conciencia: De la Unidad Natural al Conocimiento Objet

¿De qué manera surgió la conciencia y qué papel juega en nuestra comprensión del mundo?

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