Construyendo Integridad y Amabilidad
En el mundo moderno, en el camino hacia la creación de una imagen que se admira por su honestidad, sabiduría y bondad, son esenciales la consistencia en el comportamiento y la sinceridad en todos los asuntos. Todo comienza con el rechazo a la falsedad: ser uno mismo, sin intentar parecer otra persona, es la base para formar confianza. Esa misma actitud, cultivada desde la infancia a través de los valores de la verdad y la sinceridad, ayuda a la persona a ganarse el respeto de quienes la rodean.Sin embargo, la manifestación externa de estas cualidades no se limita únicamente a la autoexpresión. La búsqueda constante de la bondad y la misericordia transforma el carácter. Incluso si en el pasado la persona manifestó dureza o crueldad, los esfuerzos diarios dedicados a mostrar un compasivo y sincero sentir de compasión y ayuda a los demás pueden cambiar radicalmente su forma de vivir. Al practicar buenas acciones sin importar las circunstancias, la persona va transformando poco a poco su alma, permitiendo que los demás vean en ella un verdadero calor y apertura.No se puede dejar de mencionar la importancia de los buenos modales y de una apariencia cuidada. El orden exterior ayuda a complementar la nobleza interior, creando una imagen armoniosa que genera confianza en las personas, incluso en aquellas situaciones en que el mundo interior necesita mejoras.El elemento final y, probablemente, el más importante en la formación de una imagen positiva es el ejemplo personal. Los adultos que demuestran amor sincero, respeto y que eligen únicamente medios morales para alcanzar sus objetivos, establecen un alto estándar a seguir. Esa experiencia vital y el trabajo constante en uno mismo no solo ayudan a formar una imagen positiva, sino que también inspiran a los demás a cambiar para mejor.Así, combinando sinceridad, la práctica de buenas acciones, el cuidado de la apariencia y el ejemplo de quienes nos rodean, se puede crear una personalidad que genere confianza, amor y admiración en los demás.¿Cómo favorece el comportamiento a que una persona sea percibida como buena, inteligente y amable?Para formar la imagen de una persona que se percibe como buena, inteligente y amable, es esencial un conjunto de comportamientos consistentes y sinceros, que incluyen varios principios clave.En primer lugar, la persona debe ser honesta y permanecer siendo ella misma, sin crear una imagen artificial. Como se menciona en una de las fuentes, la educación que enseña la verdad y enfatiza la necesidad de ser uno mismo es esa protección que genera el respeto de los demás:"Él tiene la mejor protección: el respeto de las personas. Solo aquella educación sólida, que enseña al niño la verdad y le muestra la importancia de ser uno mismo, de ser y no aparentar. Dos problemas difíciles para el educador: el primero, cómo criar a una persona buena, honesta y veraz; ..." (fuente: enlace ).En segundo lugar, el comportamiento basado en una constante búsqueda de la bondad y la misericordia tiene gran peso. Incluso si la persona en el pasado fue cruel o grosera, es posible modificar sus rasgos a través de la constante manifestación de buenas acciones y de compasión hacia los demás, sin importar las circunstancias:"Supongamos que soy una persona cruel, malvada, grosera. ¿Cómo puedo cambiar? Solo con el ejercicio constante del corazón, habituándome siempre a la mansedumbre, esforzándome continuamente por hacer el bien a todas las personas, sin distinción, sin importar cómo se dirijan a mí..." (fuente: enlace ).Además, la contribución del orden exterior e interior es fundamental en la formación de una imagen positiva. La persona puede lucir respetable externamente gracias a sus buenos modales, su pulcritud y su observancia de normas, lo cual contribuye a una percepción positiva, incluso si su mundo interior necesita mejoras:"La persona puede ser tanto un villano, como un bandido, un adúltero o insolente, pero tener muy buenos modales, de modo que externamente parezca respetable: el peinado, la ropa, la forma de andar, los pies, las manos, las uñas – todo está cuidado, todo está arreglado, todo en orden, todo respetable..." (fuente: enlace ).Por último, es importante el ejemplo que dan los adultos, pues a través de sus acciones y la manera en que alcanzan sus objetivos demuestran que el valor de una persona se determina por su aspiración a ser buena y amable. Es precisamente a través del amor sincero, el respeto y la actitud positiva hacia los demás que se desarrollan tanto la parte intelectual como la moral de la personalidad:"De los adultos y a través de su ejemplo, aprendemos la vida terrenal: la forma de comportarse, la manera de relacionarse con las personas y, lo principal, la voluntad de vivir, la persistencia en alcanzar un objetivo, la habilidad de elegir para ello exclusivamente medios bondadosos y morales..." (fuente: enlace ).De esta manera, la combinación de sinceridad, honestidad, la búsqueda continua de la bondad, la demostración de buenos modales y el ejemplo personal de los adultos crea un comportamiento por el cual la persona es percibida como buena, inteligente y amable.