El Ser en Movimiento: Repensando el Alma
Las reflexiones modernas sobre la naturaleza del ser humano desafían las concepciones tradicionales de un alma inmutable. Nuestro "yo" interior puede verse como el resultado de la compleja interacción entre procesos corporales y mentales, en constante transformación, al igual que las reacciones bioquímicas que hacen de nuestro cuerpo un mecanismo dinámico y vivo. A medida que avanza la ciencia, se evidencia que las funciones físicas y mentales son inseparables, formando un cuadro integral de la personalidad, capaz de mantener su esencia incluso ante cambios físicos y pruebas mentales. Desde esta perspectiva, el ser humano no es una constelación de entidades estáticas con un alma separada, sino una unidad de procesos vivos, en la que el movimiento, la percepción y el pensamiento no solo nos acompañan, sino que definen nuestra existencia. Esta comprensión permite reevaluar los fenómenos del envejecimiento y la degradación: si la vida es un proceso que continúa incluso en momentos de declive, la idea tradicional del alma resulta superflua, cediendo lugar a una imagen dinámica del ser. Al concebir al hombre como una unión armónica de funciones indivisibles, se abre la posibilidad de entender en profundidad lo que lo hace un ser vivo y único.
¿Por qué algunas personas no creen en la existencia del alma y se consideran simplemente conjuntos de funciones corporales?Existe la noción de que el ser humano se compone únicamente de funciones corporales y mentales en permanente cambio, sin que sea necesario introducir en el análisis de la existencia humana el concepto de un alma separada e inmutable. Los defensores de esta postura se apoyan en las siguientes ideas y argumentos:1. Consideran que el propio cuerpo representa un proceso dinámico, una armonía de funciones, descrita como un movimiento incesante que refleja las reacciones bioquímicas y otros procesos fundamentales en el funcionamiento corporal. Así, el cuerpo se define no como algo estático, sino como la suma de procesos a través de los cuales se expresa la vida humana. Como se señala:"Además, nuestra experiencia inmediata indica que lo que llamamos 'cuerpo' no es algo dado de una vez y para siempre e inmutable, sino que representa un proceso dinámico, una armonía de funciones que se realiza como un movimiento continuo (aceptamos sin reservas las conclusiones de la biología moderna con todas sus futuras adiciones y precisiones en relación a la descripción de reacciones bioquímicas y otros mecanismos que subyacen en las funciones corporales)." (fuente: enlace txt)2. Otro argumento radica en que el "yo" humano no se reduce exclusivamente al cuerpo o al hipotético alma, sino que se expresa mediante la combinación de funciones corporales y mentales. Así, incluso ante cambios físicos o deficiencias mentales, el "yo" interior permanece inalterable, lo que refuerza la comprensión integral del ser:"Por lo tanto, el 'yo' humano, su entidad, no se identifica ni con el cuerpo ni con el alma, sino que actúa, se manifiesta y se expresa a través de funciones corporales y mentales. Por ello, ninguna incapacidad física, ninguna insuficiencia mental o daño en el juicio puede privar al hombre de su 'yo' interior, convertirlo en algo no humano, destruirlo como hecho existencial." (fuente: enlace txt)3. Además, los defensores de esta postura sostienen que si la existencia del ser humano se fundamentara únicamente en la actividad del cuerpo (es decir, si el alma fuera simplemente un producto de los procesos biológicos), la coherencia de fenómenos como el envejecimiento y la degradación sería altamente cuestionable, ya que los procesos metabólicos continúan funcionando. Este argumento sugiere que es menos probable que la vida humana se reduzca exclusivamente a funciones corporales:"Para aquel que no reconoce la existencia del alma, ni siquiera se admite la cuestión de la plausibilidad de tal definición. ¿Qué alma podría separarse si no existe en absoluto? Sería deseable, entonces, que aquellos carniceros tomaran en cuenta que se puede ver, oír, en una palabra, vivir y actuar en un hombre aun cuando su cuerpo se encuentre inmóvil y completamente insensible. Y quien cree que en el hombre, además de la composición física y de impulsos corporales, existe alguna otra fuerza, completamente independiente de estos últimos, para tal hecho no hay nada increíble. Y creer en ello se considera mucho más razonable y fundado, pues si no es esta fuerza la que anima y da vida a nuestro cuerpo, sino que es simplemente el producto de la actividad de este último, la muerte se torna en una completa insensatez. ¿Por qué debería, entonces, creer en la coherencia de fenómenos como el envejecimiento y la degradación, cuando el metabolismo necesario para alimentar y renovar mi organismo no se detiene?" (fuente: enlace txt, página: 42)4. Por último, existe la opinión de que el ser humano consiste, de hecho, en un solo cuerpo. Esta visión a veces se entiende de manera literal, ya que el hombre puede percibirse únicamente a través de la suma de funciones corporales, sin una distinción entre el cuerpo y algo separado, denominado alma:"Algunos incluso llegan al punto de negar la existencia del alma y sostener que se compone solo de un cuerpo —y, en efecto, en ocasiones resulta ser prácticamente así." (fuente: enlace txt, página: 44)En conclusión, quienes rechazan la existencia del alma fundamentan su posición en la idea de que el hombre es la suma de procesos corporales y mentales dinámicos. Consideran que todos los aspectos de nuestra existencia pueden explicarse a partir de estas funciones, por lo que la idea de una entidad adicional e independiente, es decir, el alma, les resulta innecesaria e incluso en contradicción con los procesos biológicos y fisiológicos observados.