• 20.03.2025

Límites energéticos: la frontera entre el yo y el otro

En el mundo actual, las fronteras entre nuestra vida y la de otra persona no son tanto físicas como internas, siendo reflejos dinámicos y cambiantes de nuestra individualidad. Todo comienza con cómo configuramos nuestro espacio interno y ajustamos nuestras relaciones con quienes nos rodean, donde no existen límites estrictos ni fronteras fijas. Nuestro "yo" interior toma forma a través de las energías que interactúan con las energías de otros, creando líneas invisibles que se sienten en momentos de autoexpresión e influencia mutua. Esta construcción flexible del espacio personal, alimentada por nuestras capacidades, experiencias y habilidad de autodeterminación, se convierte en la clave para entender cómo nos situamos en este complejo mundo de relaciones. Como resultado, cada uno de nosotros porta una capa energética especial que no es estática, sino que se renueva y modifica constantemente según la calidad de los encuentros e interacciones. En definitiva, es el equilibrio interno y la capacidad para comunicarnos con otros lo que forma esa frontera dinámica que nos permite vivir en armonía con nosotros mismos y con los demás.

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  • 20.03.2025

Dualidad Interna: El impulso contradictorio de preservarse y autodestruirse

El coexistir paradójico del impulso de la autoconservación y la tendencia a la autodestrucción puede explicarse como la manifestación de la dobleza profunda de la psique humana, donde de manera simultánea residen fuerzas dirigidas a sostener la vida y pulsos que empujan al individuo hacia la autodestrucción. Según una de las teorías, en el inconsciente habitan tanto poderosos instintos de vida como tendencias destructivas. Por ejemplo, se señala:

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  • 20.03.2025

Hábitos que Transforman la Mente y el Espíritu

Los hábitos que surgen de la actividad volitiva juegan un papel importante en el desarrollo del trabajo intelectual y espiritual del ser humano, ya que transforman el esfuerzo consciente inicial en un modo automatizado, liberando así energía mental para actividades superiores. Cuando una persona dirige conscientemente su fuerza de voluntad hacia la realización de acciones que inicialmente requieren un esfuerzo significativo, con el tiempo estas acciones se consolidan como hábitos. De esta forma, la energía que antes se consumía en el control de procesos volitivos se libera y puede destinarse al desarrollo del intelecto y del mundo espiritual.

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  • 20.03.2025

La transformación de la energía bélica

La destructiva energía de la guerra puede transformarse en una fuerza constructiva mediante la reinterpretación y redirección de la dinámica original del conflicto. Por un lado, la guerra despierta en el ser humano una energía capaz no solo de destruir, sino también de impulsar un movimiento poderoso y continuo hacia adelante, si se orienta hacia la creación. Tal como se señala en una fuente, «En la acción continua, en la lucha, en el movimiento. En cuanto la máquina se detiene —el tiempo de NEP—, las células humanas inevitablemente se descomponen... Es la misma energía que, durante los años de la guerra civil, encendió y levantó sobre los escombros a una Rusia agotada y desmenuzada.» (fuente: 1258_6286.txt). Aquí se evidencia que la dinámica de la lucha, aun cuando nace en la guerra, puede utilizarse para la transformación y el desarrollo de la sociedad.

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