- 20.03.2025
El servicio que empodera
Dirigirse al creyente como "siervo de Dios" no implica una humillación o sumisión total y carente de dignidad, sino que más bien señala un servicio activo y la devoción a la voluntad de Cristo. Es decir, el cristiano llamado "siervo de Cristo" está llamado a cumplir la voluntad del Señor, a trabajar para su beneficio, y no a vivir como una propiedad anónima del "amo", como si toda la vida de la persona fuera totalmente ajena, tal como se describe en el sentido más restringido y negativo del concepto de esclavitud.