Desconfianza social y control estatal
En nuestra época, la sensación de desconfianza en la sociedad se ha convertido en una especie de catalizador para medidas radicales de mantenimiento del orden. Cuando las instituciones tradicionales –el estado, las escuelas, las organizaciones religiosas– pierden autoridad, las personas sienten inestabilidad y vulnerabilidad. Es precisamente en este vacío que las autoridades estatales tratan de compensar el déficit de fe en el sistema, introduciendo medidas más estrictas de vigilancia y control para contener desviaciones sociales y restaurar la sensación de orden.