La relación del ser humano con los animales siempre ha sido un fenómeno complejo y polifacético, en el que se entrelazan tanto antiguas creencias religiosas como las modernas nociones de moralidad. Por una parte, las interpretaciones tradicionales de los textos sagrados asignan al hombre el dominio sobre los animales, considerándolos instrumentos para satisfacer las necesidades humanas. Esta idea predetermina una visión en la que los animales quedan subordinados, siendo meros medios para alcanzar objetivos, lo que conlleva a un uso racional e incluso a un trato cruel.
Por otra parte, muchos pensadores modernos señalan que la incapacidad para mostrar compasión suele estar vinculada a las profundas características del mundo interior del ser humano: su inmadurez espiritual y la falta de sensibilidad emocional. A pesar de la evidente similitud superficial entre hombres y animales, las diferencias en la capacidad de sentir, comprender y percibir el mundo generan un abismo que explica por qué, en ocasiones, la misericordia resulta inalcanzable. Finalmente, es el choque entre las tradiciones seculares y las exigencias de una conciencia moral lo que hoy nos impulsa a replantear nuestra actitud hacia los animales y a considerar modos de coexistencia más armoniosos y éticos.
¿Por qué las personas no muestran compasión hacia los animales y a menudo recurren a matarlos, a pesar de su semejanza con los seres humanos?
La respuesta puede encontrarse en varios aspectos presentados en los materiales citados. Por un lado, la comprensión tradicional, basada en textos religiosos, confiere al hombre el dominio sobre los animales, interpretándose esto como un mandato para utilizarlos para sus propios fines. Así, en una de las fuentes se afirma:
«Dios otorgó al hombre “el dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra”. Dios, al parecer, fue el primero en matar animales, cuyas pieles cubrieron la desnudez de Adán y Eva (Gén. 3:21). La bendición de Noé por parte de Dios tras el diluvio confirmó que “todo ser viviente que se mueve será para vosotros como alimento” (…)»
(fuente: 1075_5373.txt)
Esta postura configura la imagen de los animales como medios destinados a satisfacer las necesidades humanas, lo que puede llevar a que la compasión se vea ausente, ya que no se los considera seres de igual valor, sino objetos de uso económico.
Por otro lado, se sostiene que la falta de compasión hacia los animales está vinculada a la posición espiritual interna del ser humano. En uno de los razonamientos se observa que, en algunas personas, la ausencia de madurez emocional y moral conduce a un trato cruel hacia los seres vivos:
«El comportamiento de los escolares-asesinos a menudo demuestra la falta de compasión y el sentido del dolor hacia los animales. Ellos no sienten pesar por el hecho de que el alma se ha perdido… Educar con palabras, simplemente narrar algo, explicar, demostrar —es imposible. Debe ocurrir, ante todo, un milagro divino…»
(fuente: 9_44.txt)
Además, se destaca que, incluso cuando existe una profunda semejanza entre humanos y animales, hay una diferencia sustancial en la estructura interna subjetiva. Uno de los autores plantea:
«...Cada uno de nosotros no puede dejar de ver en el animal una semejanza consigo mismo, y al mismo tiempo no puede comprender claramente la razón de la enorme diferencia, que constituye un abismo entre nosotros y los animales…»
(fuente: 1287_6434.txt)
Esta posición filosófica sugiere que, a pesar de que superficialmente notamos similitudes, las diferencias internas en la capacidad de comprender, sentir y percibir hacen que los animales sean vistos de manera distinta, lo que en parte explica la falta de compasión y la tendencia a explotarlos o incluso matarlos.
Así, la combinación de antiguas concepciones religiosas, orientadas al dominio sobre los animales, y de las nociones sobre la diferencia en el mundo interno entre el ser humano y el animal, contribuye a que muchas personas no muestren compasión hacia los animales y a menudo opten por matarlos.
Citas de apoyo:
«Dios otorgó al hombre “el dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra” …» (fuente: 1075_5373.txt)
«El comportamiento de los escolares-asesinos a menudo demuestra la falta de compasión y el sentido del dolor hacia los animales…» (fuente: 9_44.txt)
«...Cada uno de nosotros no puede dejar de ver en el animal una semejanza consigo mismo, y al mismo tiempo no puede comprender claramente la razón de la enorme diferencia…» (fuente: 1287_6434.txt)