- 20.03.2025
El umbral de la transformación
El poder de la imaginación es capaz de transformar nuestra percepción del mundo, dándole la apariencia de una realidad distinta y mejor. Por ejemplo, como se dice en el documento (1246_6227.txt):
El poder de la imaginación es capaz de transformar nuestra percepción del mundo, dándole la apariencia de una realidad distinta y mejor. Por ejemplo, como se dice en el documento (1246_6227.txt):
Los hábitos formados a partir de expresiones emocionales conducen a la mecanización de la actividad emocional, debilitando de manera significativa la vivacidad emocional y el potencial creativo. Cuando un hábito se consolida en forma de una expresión automatizada y rutinaria de los sentimientos, la participación consciente de la persona en estos movimientos disminuye notablemente. Como resultado, la energía que podría dirigirse a la autoexpresión creativa queda “encadenada”, y los propios sentimientos “se desvanecen”, perdiendo su intensidad y su capacidad para transformarse en una idea creativa original.
La diferencia fundamental radica en que los hábitos que se forman mediante la actividad voluntaria surgen como resultado del establecimiento consciente de metas y esfuerzos, lo que aporta una marcada sensación de la actividad del “yo” y permite dirigir la energía hacia el desarrollo creativo e intelectual. Dichos hábitos facilitan la automatización de los movimientos sin una carga emocional excesiva y, por el contrario, conservan los recursos internos para actividades superiores.
Los sueños en la niñez temprana ayudan al niño a construir un vínculo con el mundo exterior, en el momento en que empieza a buscar modelos a imitar y a formar sus primeras ideas sobre el futuro. Así, los sueños infantiles se transforman no solo en fantasías, sino en una especie de programa mediante el cual el niño aprende acerca de las personas que le rodean, la historia y el futuro, desarrollando su capacidad de imaginación social y creatividad. Al pasar de un sueño a otro a través del juego, el niño aprende a percibir la realidad no únicamente como algo dado, sino como materia prima para construir su propio porvenir. Esto influye positivamente en su capacidad de aprendizaje, dado que los sueños estimulan una exploración activa del mundo exterior y favorecen el desarrollo de la actividad emocional y creativa.