- 20.03.2025
El motivo de la tentación de Cristo en el desierto, cuando se presenta ante el diablo en condiciones de completa soledad y turbación interna, recibió un complemento poético y dramático adicional a través de las tradiciones relacionadas con las hazañas de San Antonio. Su historia, tal como se cuenta, tiene un marcado carácter simbólico: la lucha contra los demonios internos, la melancolía ante el mundo y los tormentos de las tentaciones internas; todo ello se transforma en una imagen que los intérpretes modernos adoptan para demostrar la inmutable vigencia de los antiguos acontecimientos.
La principal diferencia entre la tentación de Jesús y la de San Antonio radica en su orientación y en la esencia de las pruebas a las que se enfrentaron. En el caso de Jesús, la tentación tuvo un carácter eminentemente espiritual y misionero. El diablo trató de hacer que el Hijo de Dios se desviara del camino del verdadero servicio —el camino que conduce a la transformación moral de las personas a través del sufrimiento y el autosacrificio— y le ofreció la vía de una gloria terrenal y rápida. Como se dice en uno de los pasajes:
Los sueños en la niñez temprana ayudan al niño a construir un vínculo con el mundo exterior, en el momento en que empieza a buscar modelos a imitar y a formar sus primeras ideas sobre el futuro. Así, los sueños infantiles se transforman no solo en fantasías, sino en una especie de programa mediante el cual el niño aprende acerca de las personas que le rodean, la historia y el futuro, desarrollando su capacidad de imaginación social y creatividad. Al pasar de un sueño a otro a través del juego, el niño aprende a percibir la realidad no únicamente como algo dado, sino como materia prima para construir su propio porvenir. Esto influye positivamente en su capacidad de aprendizaje, dado que los sueños estimulan una exploración activa del mundo exterior y favorecen el desarrollo de la actividad emocional y creativa.
La percepción emocional del futuro se forma en nuestra mente a través de dos procesos complementarios, ligados a los sueños y los miedos. Por un lado, los sueños y la imaginación que proyectamos en nuestra percepción del futuro nos incitan a la búsqueda creativa y a una revaloración activa del mañana. Como se indica en el documento "1280_6399.txt":