- 20.03.2025
Renovación Interna: El Dilema de Amar y Soltar
En un mundo donde los sentimientos penetran en las profundidades de nuestro ser, separarse de una persona se convierte no solo en el doloroso fin del amor, sino en un proceso intencional de renunciar a viejos hábitos y patrones familiares que, en conjunto, conforman nuestra identidad. Al considerar historias en las que el amor se transforma en fuente de dependencia, se hace evidente que dejar de amar es solo la punta del iceberg en comparación con la transformación interna necesaria para un verdadero desapego. Aquí no se trata únicamente de cesar de sentir, sino de enfrentar con valentía la rutina asociada a alguien que en su momento fue parte inseparable de nuestro mundo. Este paso implica reevaluar profundamente quiénes somos, romper con esquemas arraigados y buscar una nueva postura vital que asegure la auténtica libertad. En última instancia, solo al aceptar este desafío arduo pero indispensable, podemos reconstruir nuestra vida y crear un espacio para la verdadera renovación y la alegría que brinda una nueva realidad.
¿Qué, en tu opinión, es más difícil: dejar de amar a una persona o desapegarse de ella, y por qué?
Ambos procesos – dejar de amar y desapegarse – están marcados por intensas vivencias internas, pero si se analizan en detalle, se evidencia que desapegarse de una persona resulta especialmente complejo, ya que esto exige renunciar intencionalmente a aquellos hábitos y a partes de nuestro “yo” que se han fundido con la imagen de la persona amada.