• 20.03.2025

El origen multifactorial del comportamiento tóxico

La investigación actual demuestra que la formación de rasgos negativos de la personalidad no está vinculada a una sola causa, sino que es el resultado de una interacción compleja de múltiples factores. La introducción al tema comienza con la comprensión de la influencia de la primera infancia: la experiencia vivida en la familia puede establecer ciertos patrones para el comportamiento futuro. Los enfrentamientos con dificultades emocionales, situaciones traumáticas o la falta de apoyo durante la infancia pueden dejar una huella profunda, sentando las bases para la formación de mecanismos de defensa que, posteriormente, pueden transformarse en modelos de comportamiento tóxico.

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  • 20.03.2025

El desafío de la cercanía: la herida del trauma familiar

El trauma psicológico, que surge en el contexto familiar, puede llevar a intensas emociones de rechazo y ansiedad, dificultando el establecimiento de relaciones seguras y de confianza incluso en situaciones aparentemente cotidianas, como compartir tiempo con los padres, por ejemplo, durante las comidas. Se ha constatado que los niños que han sufrido traumas psicológicos tempranos a menudo interpretan cualquier crítica o incluso comentarios neutrales como una confirmación de su rechazo. Esta percepción negativa forma un estado interno de espera constante de humillación o condena, lo que puede provocar tanto incomodidad emocional como física en presencia de sus padres.

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  • 20.03.2025

Heridas de la infancia: el origen del deseo de poder

Las heridas emocionales vividas en la infancia pueden cimentarse en complejos de inferioridad profundamente arraigados y sentimientos de resentimiento, que a su vez generan el deseo de compensar las heridas internas a través de la afirmación personal y, a menudo, mediante el poder. Una persona privada de la atención o el amor necesarios durante su niñez puede ver el poder como un medio para adquirir relevancia, compensando así sus deficiencias percibidas.

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  • 20.03.2025

El Eco de la Infancia: El Impacto Duradero del Trauma

Las experiencias traumáticas tempranas, según varias corrientes teóricas, influyen en la formación de patrones de comportamiento estables a través de procesos inconscientes profundos, en los cuales las emociones y vivencias reprimidas continúan afectando activamente la vida del individuo.

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  • 20.03.2025

Sueños Infantiles: Forjando el Futuro a Través del Juego

Los sueños en la niñez temprana ayudan al niño a construir un vínculo con el mundo exterior, en el momento en que empieza a buscar modelos a imitar y a formar sus primeras ideas sobre el futuro. Así, los sueños infantiles se transforman no solo en fantasías, sino en una especie de programa mediante el cual el niño aprende acerca de las personas que le rodean, la historia y el futuro, desarrollando su capacidad de imaginación social y creatividad. Al pasar de un sueño a otro a través del juego, el niño aprende a percibir la realidad no únicamente como algo dado, sino como materia prima para construir su propio porvenir. Esto influye positivamente en su capacidad de aprendizaje, dado que los sueños estimulan una exploración activa del mundo exterior y favorecen el desarrollo de la actividad emocional y creativa.

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El origen multifactorial del comportamiento tóxico

Las investigaciones muestran que la formación de comportamientos tóxicos no se reduce a una sola causa, ya sean solo los traumas infantiles o la predisposición innata, sino que es el resultado de una interacción compleja de varios factores.

El desafío de la cercanía: la herida del trauma familiar

Heridas de la infancia: el origen del deseo de poder

El Eco de la Infancia: El Impacto Duradero del Trauma

Sueños Infantiles: Forjando el Futuro a Través del Juego