El crecimiento personal es imposible sin una revolución interna, ya que permite pasar del estado de inconsciencia, carente de autocontrol y de elección consciente, a un estado de ser más maduro y responsable, en cuya base se encuentran la libertad y la conciencia. En ese estado inconsciente, falta la capacidad de evaluar críticamente las acciones, lo que hace a la persona vulnerable a influencias negativas, donde las decisiones se toman de forma automática, sin la intervención de la voluntad ni la reflexión. Como se señala en una de las fuentes, «El estado inconsciente se caracteriza por la ausencia de control voluntario y de una elección razonada conforme a los valores establecidos, y no se da una lucha de motivos en situaciones de elección moral... Es muy importante que la conciencia no disponga de un medio para comprobar la veracidad de las manifestaciones del inconsciente, lo que crea las condiciones para errores profundos y tentaciones» (source: 212_1056.txt, page: 43).