La sabiduría divina es especialmente necesaria en aquellos momentos de la vida en que el hombre se enfrenta a dilemas morales y espirituales profundos, que exigen no solo sentido común sino también la penetración en la esencia de la voluntad de Dios. Esto incluye situaciones en las que es imprescindible orientar adecuadamente al prójimo, impedir que alguien cometa el mal o brindar un buen consejo para proteger a los inocentes y ayudar a limpiar los pensamientos de la corrupción. Así, por ejemplo, en uno de los textos se describe cómo el venerable Siluan de Athos, al buscar consejo en su confesor, procuraba la primera palabra después de la oración —una señal del Señor que indicaba el camino correcto hacia la salvación. En este relato se enfatiza que es precisamente en momentos de duda y lucha espiritual, cuando se trata de salvar el alma, que la sabiduría divina se vuelve indispensable: