En varias fuentes se destaca la santidad del sábado como un día destinado exclusivamente a la comunicación con Dios y a recordar su diferencia respecto a los hombres. Es decir, este día debe estar apartado de las preocupaciones cotidianas, como la realización de tareas domésticas, especialmente cuando implican un trabajo oneroso. Por ejemplo, una de las fuentes señala:
Basándose en los materiales presentados, se pueden identificar varios factores clave que han contribuido al resurgimiento de la ortodoxia y al fortalecimiento de la verdadera fe en Dios:
La invocación a Alá (Dios) en busca de soluciones a los problemas se considera un camino que permite al individuo encontrar la base para el amor interior, la fe y el apoyo, a diferencia de recurrir únicamente a las personas, cuyos consejos y medidas a menudo pueden conducir a consecuencias negativas. Como se señala en una de las fuentes, las decisiones negativas, dictadas únicamente por los esfuerzos humanos, pueden llevar al nihilismo y al vacío moral, mientras que la decisión positiva, basada en la invocación a Dios, se manifiesta en un sentimiento de amor y en la conciencia de la inmortalidad personal, lo que sirve como una verdadera fuente de apoyo:
La concepción judía de la misión del rey se entrelaza estrechamente con la idea de una renovación global del mundo. La expectativa de la llegada del Mesías no se percibe simplemente como la liberación de Israel, sino como un acontecimiento que transformará toda la historia de la humanidad, alterando tanto la vida interna de cada individuo como el orden de todo el universo. En esta visión, el Mesías aparece en el papel de quien establecerá en la tierra un reino impregnado de los principios éticos y espirituales más elevados, donde se restaurará la verdad, la justicia y el honor nacional. En otras palabras, la misión del rey es la esperanza profética de una reencarnación universal, cuando el cosmos divino y la vida terrenal se unirán en un solo todo transformado.