- 20.03.2025
Dualidad Divina: La Paz Interior y la Lucha por la Verdad
La imagen del Dios pacífico y la imagen del Dios guerrero representan dos enfoques opuestos para la realización divina del poder y la salvación.
La imagen del Dios pacífico y la imagen del Dios guerrero representan dos enfoques opuestos para la realización divina del poder y la salvación.
Según las fuentes presentadas, cabe destacar que la misión de Jesucristo no consistía en pedir perdón ni en compensar las ofensas a la fe, sino en actuar como portador y mediador del perdón y la misericordia divinos. Su naturaleza divina y perfección excluían la necesidad de pedir perdón, ya que solo Dios, como Creador y Legislador, tiene el poder de perdonar pecados. En una de las fuentes se indica claramente:
El mandamiento "ama a tu prójimo como a ti mismo" exige comprender el amor no como un sentimiento incondicional y pasivo, sino como una actitud activa que debe manifestarse tanto en los asuntos materiales como en los espirituales. En el recurso 1383_6912.txt se afirma: "… procura que al menos una persona, una única persona, reciba de ti tanto como tú recibes de la vida…". Aquí se enfatiza la importancia de compartir los bienes que posees, transformando lo personal en beneficio de otros. Esto significa que el amor verdadero se manifiesta en la generosidad y en la disposición de ofrecer a los demás aquello que recibes de esta vida.
La soberbia y la pérdida de humildad crean el terreno para la ingratitud, ya que privan al hombre de la capacidad de reconocer que todas las bendiciones provienen de otros (y de una fuente superior), además de sumergirlo en la ilusión de que merece estos dones por derecho. El hombre, consumido por el orgullo, considera los favores recibidos como algo natural y no los percibe como milagros o favores, lo que hace que no sienta la necesidad de agradecerlos.
Las emociones pueden actuar como un verdadero motor, impulsando al individuo a determinadas acciones y moldeando su comportamiento. Por ejemplo, una emoción es capaz de provocar una conducta específica: en determinadas situaciones, es el sentimiento de compasión o misericordia el que puede motivar a una persona a participar activamente en ayudar a otro. Como se menciona en una de las fuentes, «El impulso de que una persona realice una acción concreta también ocurre bajo la influencia de la emoción. Dependiendo de la situación, las emociones pueden infundir en la persona un comportamiento determinado en el que se manifiestan o se expresan en cierto grado. Por ejemplo, el sentimiento de compasión que se despertó en el alma del samaritano misericordioso lo impulsó a participar activamente en el destino de una persona que se encontraba en apuros. Por último, una función importante de las emociones en la vida moral es que, gracias a ellas, el ser humano es capaz de percibir y distinguir entre el bien y el mal, captar el estado interior del otro, y brindar una evaluación intuitiva de los acontecimientos, de las personas y de sus actos y acciones.» (fuente: 131_654.txt).