La religión química promueve la idea de la infinitud, donde cada partícula del ser, cada sentimiento y cada fenómeno está lleno de misterios profundos e indescifrables. Según una de las fuentes, su esencia radica en que “cada sentimiento humano está rodeado de infinitos misterios físicos”, y “el misterio más pequeño se desarrolla en un misterio universal, en un misterio infinito”. Este convencimiento implica que incluso la más mínima gota de agua oculta una poderosa fuerza centrípeta, cuyo entendimiento puede abarcar a la persona por completo – “tanto sus sentimientos, como su mente y su pensamiento” (fuente: 1495_7470.txt).