- 09.06.2025
Desde muy temprana edad, reinó en nuestra casa una estricta disciplina: peinados impecables, camisas cuidadosamente abotonadas y sin el menor atisbo de libertad creativa en la ropa. En la escuela, incluso el detalle más modesto, por ejemplo, un encaje brillante, provocaba miradas condenatorias, y un solo remache de metal en una mochila se percibía como un desafío abierto al sistema. Pero siempre había una pequeña luz rebelde dentro de mí, terca como un gato en la mesa del rey, y no iba a abandonar el escenario en silencio. Entonces me di cuenta de que necesitaba encontrar una forma más vívida de expresarme.
Artem sintió una ola de emoción tan pronto como pisó el nuevo escenario del TikTok Arena Center. Su corazón latía con fuerza como si lo hubieran llamado al Campeonato Mundial de Salto de Altura. El suelo crujió débilmente bajo sus pies, casi burlón: "¡Ah, joven, no eres el primero ni el último en tropezar aquí!" Pero la caída no formaba parte de sus planes: solo un pensamiento latía en su cabeza: debía provocar una tormenta de aplausos y ganar el título de Gran Orador del Universo.
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