Libre de miedo escénico: la historia de Artem
Artem sintió una ola de emoción tan pronto como pisó el nuevo escenario del TikTok Arena Center. Su corazón latía con fuerza como si lo hubieran llamado al Campeonato Mundial de Salto de Altura. El suelo crujió débilmente bajo sus pies, casi burlón: "¡Ah, joven, no eres el primero ni el último en tropezar aquí!" Pero la caída no formaba parte de sus planes: solo un pensamiento latía en su cabeza: debía provocar una tormenta de aplausos y ganar el título de Gran Orador del Universo.Tan pronto como Artyom tomó el micrófono, un chillido escalofriante escapó de los altavoces, como si el espíritu atormentado de un gato que una vez se había rascado las garras en la pizarra hubiera regresado para vengarse. A Artyom se le doblaron las rodillas, pero alguien del público gritó: "¡Sé tú mismo!", ese verdadero lema que a veces es tan difícil de implementar como seguir las instrucciones para montar un satélite espacial. "¿Y si mi 'ser yo mismo' es tan apropiado como un vestido de noche en una obra de construcción?", pensó.El objetivo brillaba más que cualquier reflector, y no había vuelta atrás. Cerró los ojos, respiró hondo e imaginó al público no como un grupo de críticos duros, sino como oyentes interesados. El temblor en sus manos disminuyó, y fue entonces cuando Artyom se sorprendió al descubrir que el micrófono estaba apagado. Las primeras palabras salieron volando en un orden desordenado, pero nadie pareció darse cuenta. Pero todos vieron el momento en que se congeló en confusión. Esta pausa fue rápidamente reemplazada por risas bondadosas y aplausos de apoyo.De repente, la espinosa bola de la vergüenza desapareció. Artyom se dio cuenta de que el público no era una manada salvaje lista para saltar. Inhaló de nuevo, esta vez más profundamente, aferrándose a una simple pregunta: "¿Por qué estoy aquí?" Una voz interior bromeó: "Estoy vivo y despierto, ¿por qué no intentar agregar un poco de humor?" Una breve historia divertida, un par de frases claras, y la sala explotó con risas brillantes y aplausos atronadores. Con cada segundo, Artyom sentía que las capas de viejos miedos que se habían extendido desde la infancia se desprendían de él.¿Inferencia? Las preocupaciones internas siempre suenan más fuerte que cualquier problema técnico. A veces, todo lo que necesitas es una respiración profunda y constante, una breve pausa con los ojos cerrados y un recordatorio de por qué estás aquí y qué quieres transmitir. No tengas miedo de parecer ridículo: la sinceridad siempre eclipsa las frases memorizadas.Una pizca de humor, unas cuantas respiraciones o una imagen mental de un yo seguro de sí mismo, y la ansiedad es reemplazada por la inspiración. Lo principal es continuar y permitirte ser real. Es entonces cuando el público responderá con cálidas risas y aplausos tormentosos, y experimentarás el dulce sabor de la verdadera libertad.