- 24.05.2025
A veces, la ciudad manifiesta sus propias necesidades: hay un nuevo lugar donde la comunidad anhela la unión, un espacio para reunirse cuando las pandemias silencian los festivales. Cuando el mundo prohibió las fiestas, creamos un espacio de arte: mitad acogedor templo del café, mitad colmena para el coworking, mitad boutique de excentricidades locales. Y cuando nos dimos cuenta de que no había ningún hotel en ningún lugar que realmente nos emocionara, simplemente construimos el nuestro. ¿Por qué conformarse con un mundo beige y estéril cuando puedes plantar tu bandera en una colcha de retazos viviente de sabores coloridos, unidos por ideas nacidas de la fricción más que de la obediencia?
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