- 20.03.2025
Los textos presentados en las citas indican que la transición del alma al estado de tormentos eternos (infierno) ocurre después de que la vida terrenal concluye, es decir, después de la muerte física. Por ejemplo, una de las fuentes afirma:
Basado en las fuentes presentadas, abandonar la fe ortodoxa, es decir, pasar a otra fe o rechazar participar en los sacramentos de la Iglesia Ortodoxa, se considera un riesgo de perder la gracia y, por consiguiente, la posibilidad de que el alma caiga en el infierno. En una de las fuentes citadas se indica:
La asistencia a la iglesia protestante puede contribuir a mejorar la calidad de vida y la percepción de la alegría a través de una profunda reorientación espiritual y formación, que ayuda a pasar de las preocupaciones mundanas a los valores espirituales. En este proceso se produce una liberación de cualidades negativas como el orgullo y la envidia, las cuales, según se observa, dañan no solo el estado emocional, sino también la salud física. Así, en una de las fuentes se dice:
En la cosmovisión cristiana, a pesar de la afirmada voluntad divina, la presencia de la muerte y del mal se explica por las características del orden del mundo y la libertad humana. Por un lado, el alma humana posee un principio semejante al de Dios que le permite actuar según sus propias leyes e incluso resistirse a la voluntad superior. Así, la caída del hombre y el alejamiento de los valores verdaderos generan esos estados que percibimos como mal y muerte, no como creación directa de Dios, sino como resultado del rechazo a la vida y al Amor. Al respecto se dice en una de las fuentes: