El Amor Divino: Esencia y Transformación
La idea de que el amor no es simplemente un atributo de Dios, sino que en sí mismo es un Dios real, significa que el amor no es una característica accidental o secundaria, sino que constituye la sustancia y la esencia de la naturaleza divina. En otras palabras, es imposible separar a Dios del amor: Él no solo posee amor, sino que es el amor en su esencia absoluta, creativa y todo abarcadora.Esta concepción subraya que el amor absoluto no depende de nada externo o condicional. Como se señala en la fuente, "Dios no sería amor absoluto si amara solamente a otro, a lo condicional, a lo perecedero, al mundo; pues entonces el amor de Dios dependería de la existencia de lo condicional y, por tanto, sería fortuito. Dios es un Ser absoluto porque es un acto sustancial de amor, un acto-sustancia... Dios es amor, es decir, el amor es la esencia de lo divino, propia de Su naturaleza, y no solo un atributo." (fuente: enlace txt, página: 560). Aquí se enfatiza que el amor no es un elemento añadido a Dios, sino la fuerza activa primordial que define Su absolutud.Además, esta concepción del amor traslada el énfasis de una posesión pasiva del amor a su encarnación activa en la experiencia humana. Se propone al ser humano no solo recibir el amor divino, sino también llegar a ser partícipe de él, cumpliendo la "primera y mayor" ordenanza a través de un auto sacrificio cristiforme. Esto significa que el amor, como esencia de Dios, impulsa al hombre a una penetración completa y transformación de su ser: a través de la experiencia personal del amor, el hombre alcanza la luz, la divinización y el verdadero entendimiento de lo divino. De este modo, el amor se convierte en un conducto para alcanzar la verdad eterna y el conocimiento del mismo Dios.Este entendimiento también influye en las relaciones entre las personas. Si el amor es la base de la naturaleza divina, entonces se convierte en el criterio para la verdadera manifestación y revelación de la personalidad humana. Como se dice en una de las fuentes: "Verdaderamente, el amor hace de Dios a Dios y del hombre a hombre. Por ello, Cristo es el Dios verdadero en todos los mundos. El único Dios verdadero, porque Él es amor. El amor es la esencia de Su maravillosa Personalidad, y por lo tanto, la esencia de toda personalidad humana en general." (fuente: enlace txt, página: 575). Aquí el amor es visto como aquello a través de lo cual el ser humano puede alcanzar su verdadera esencia, y el amor de Cristo actúa como un modelo ideal a seguir.Finalmente, el entendimiento del amor como una fuerza creativa y omnipresente lo revela como la fuente de una renovación constante y una energía creativa capaz de transformar no solo el mundo interior del individuo, sino también la experiencia colectiva y externa. "Dios, como 'Dios-conmigo', es precisamente el amor creativo, un flujo que se derrama continuamente más allá de los límites de 'sí mismo', una realidad que siempre es algo más que 'él mismo', es decir, abarcadora, más allá de sí misma, y de mí, creada por ella." (fuente: enlace txt, página: 529). Esta afirmación muestra que el amor actúa como un proceso dinámico mediante el cual se revela y se expande la presencia divina en el universo y en cada ser humano.Así, al concebir el amor como un Dios real, llegamos a comprender que el objetivo final de esta visión es que el hombre, impregnado completamente de esta fuerza creativa, se convierta en partícipe de la naturaleza divina. Esto favorece la transformación personal y espiritual, dando la posibilidad de alcanzar una verdadera unión con lo divino a través de un acto de amor incondicional y envolvente.Citas de apoyo:"El amor no es solo 'res Dei', Su 'esse'. Así como el amor, Dios es absoluto. 'Dios no sería amor absoluto si amara solamente a otro, a lo condicional, a lo perecedero, al mundo; ya que entonces el amor de Dios dependería de la existencia de lo condicional y, por ende, sería fortuito. Dios es un Ser absoluto porque Él es un acto sustancial de amor, un acto-sustancia... Dios es amor, es decir, el amor es la esencia de lo divino, propia de Su naturaleza, y no solo Su atributo.' Y dado que es así, el hombre no puede experimentar ni comprender el Amor Absoluto, a menos que, a través de la experiencia personal, incorpore la 'primera y mayor' ordenanza, si en el acto sustancial de amor cristiforme no entrega todo su ser a las manos del Hijo de Dios encarnado en Cristo. La esencia divina busca la esencia humana. Dios busca al hombre. La verdad se extiende en toda la infinita esencia de Dios, por lo tanto, no se puede llegar al conocimiento de la verdad de manera racionalista o ariana. Solo un camino conduce al conocimiento de la verdad eterna: el amor." (fuente: enlace txt, página: 560)"Para amar a las personas con un amor que no pasa, el hombre debe primero hacer de Cristo el alma de su alma, el corazón de su corazón, la mente de su mente, la voluntad de su voluntad, la vida de su vida, el amor de su amor. Sin el Dios del Amor, no es posible amar de forma divina. Verdaderamente, el amor hace de Dios a Dios y del hombre a hombre. Por ello, Cristo es el verdadero Dios en todos los mundos. El único verdadero Dios, porque Él es amor. El amor es la esencia de Su maravillosa Personalidad, y por ello es la esencia de toda personalidad humana en general. El amor de Dostoyevski por el hombre y por el mundo es solo un reflejo de su amor por el Señor Jesucristo." (fuente: enlace txt, página: 575)"No es solo 'el amado' ni siquiera 'el que ama' – es amor, el mismo amor creativo. Dios es amor. Pero la manifestación, la revelación, como ya se indicó, equivale aquí a la realidad misma. La realidad se da en la experiencia viva, y es en ella donde se revela. El amado se me revela aquí, no solo como uno que ama, sino como fuente de amor, como el amor mismo. Dios como 'Dios-conmigo' es precisamente el amor creativo, un flujo que se derrama continuamente más allá de los límites de 'sí mismo', una realidad que siempre es algo más que solo 'él mismo', es decir, abarcadora, más allá de sí misma, y de mí, creada por ella." (fuente: enlace txt, página: 529)