- 20.03.2025
El umbral de la transformación
El poder de la imaginación es capaz de transformar nuestra percepción del mundo, dándole la apariencia de una realidad distinta y mejor. Por ejemplo, como se dice en el documento (1246_6227.txt):
El poder de la imaginación es capaz de transformar nuestra percepción del mundo, dándole la apariencia de una realidad distinta y mejor. Por ejemplo, como se dice en el documento (1246_6227.txt):
El milagro de Moisés al dividir las aguas del mar puede interpretarse desde dos puntos de vista. Por un lado, este suceso se entiende como una intervención sobrenatural directa de Dios, una señal de liberación y protección para el pueblo judío. Como se dice: «... extendió Moisés su mano sobre el mar, y el Señor impulsó el mar con un fuerte viento del este durante toda la noche, convirtiéndolo en tierra seca, y las aguas se retiraron» (por ejemplo, véanse las citas de 1095_5473.txt y 474_2366.txt). Esta interpretación enfatiza que la salvación se produjo gracias a un poder divino que no se somete a las leyes naturales ordinarias.
El amor de Cristo se describe como un don divino que nace dentro del alma y conecta al ser humano con la realidad suprema. En esencia, no requiere de atributos externos obligatorios para su percepción. Como se dice en una de las fuentes: "El amor de Cristo es un gran don de gracia para el alma humana; su origen es Divino. Conecta al ser humano con la vida paradisíaca aquí mismo, en la tierra" (fuente: 514_2567.txt). Esta afirmación enfatiza que el amor de Cristo es, por sí mismo, una experiencia sobrenatural e interna, y no el resultado de formas externas.
La cifra del camino kármico número 5 simboliza la energía del cambio, el movimiento y la libertad en el desarrollo personal y espiritual. Este número implica que la persona influenciada por él busca la independencia, la diversidad y la novedad en todos los ámbitos de la vida. La trayectoria espiritual se define a través de cambios constantes, que pueden propiciar profundas transformaciones internas, aunque a veces conllevan inestabilidad y dificultades para concentrarse en una sola dirección.
Para establecer una conexión con lo Divino y unirse al Creador, es necesario despertar en uno mismo la fuerza consciente y libre de la mente y del espíritu, capaz de purificar y renovar. Como se menciona en uno de los fragmentos (fuente: 99_491.txt), «Con la conciencia y el libre albedrío, el hombre se adhirió a Dios, y Dios lo aceptó, uniéndose a él en esa fuerza autoconsciente y deliberativa, o mente y espíritu...». Esto significa que el hombre debe hacer un esfuerzo orientado a la purificación de sus pensamientos, voluntad y corazón, dejando atrás los estados previos, menos puros. Solo a través del trabajo interior y el deseo consciente de renovación se alcanza ese «único» núcleo puro de la personalidad en el que lo Divino puede entrar.
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