- 02.06.2025
Las peleas más feroces de la vida a menudo se ocultan a plena vista, disfrazadas en momentos ordinarios detrás de las puertas cerradas de los dormitorios, donde el suspiro cansado de un adolescente resuena en la casa, llena de correo sin abrir y la sombra de ansiedades invisibles. Es en este silencioso campo de batalla donde entra el padre: maletín en mano, con una chispa de esperanza en sus ojos, caminando silenciosamente a través del caos como si estuviera en tierra santa. Aquí, la lucha contra la adicción adolescente se libra casi en silencio: sin el estruendo de las armaduras y sin ondear banderas.
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