- 26.05.2025
Aquí estamos, equilibrándonos en una línea incómoda entre las posibilidades ilimitadas de la creatividad y la silenciosa desaparición de la maestría. Qué ironía: la tecnología está avanzando rápidamente, democratizando la fuerza creativa para las masas, y la distinción sagrada entre genio y "novato de Google" se está disolviendo. Lo que una vez fue un santuario de la tecnología consciente, un atelier lleno del trabajo paciente de verdaderos artesanos, se ha convertido en una plataforma digital global. Es como si ahora se escuchara una sinfonía en cada esquina, pero para encontrar al único verdadero virtuoso en este ruido, habrá que hacer toda una odisea. Imagínense a Van Gogh, perplejo y sin dinero, produciendo sin cesar oídos digitales en masa para aplausos algorítmicos.
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