- 30.05.2025
Seamos honestos: el deseo de inmortalidad es el pasatiempo más extraño de la humanidad y, quizás, la mejor manera de estropear una existencia bastante buena. Puede pensar que soñar con la vida eterna se trata de coraje o ambición, pero en realidad, la mayoría de las veces, es solo miedo al final. Porque tan pronto como comienzas a evitar obsesivamente la muerte, accidentalmente matas la alegría de la vida misma. Nadie quiere despertar todos los días con el infinito por delante, como con un informe cósmico interminable. ¿Cómo encuentras sentido en el desayuno, en el trabajo o incluso en los sueños si literalmente tienes toda la eternidad por delante para hacerlo más tarde? ¿Por qué decir "Te amo" ahora cuando puedes posponerlo por un par de cientos de años? ¿Necesitas una procrastinación interminable mezclada con ansiedad existencial? Y seamos realistas: ¿quién querría sobrevivir a cientos de años de reuniones familiares e interminables cenas navideñas?
No te acercas más al verdadero significado si pones toda tu energía en tratar de encontrarlo, por el contrario, cuanto más corres, más perdido te sientes, como si estuvieras tratando de llegar a la orilla nadando hacia adelante, pero atado a una cinta de correr. Todos a tu alrededor están esperando que descifres el misterio del "destino" antes del desayuno, pero cuanto más te empuja este mundo a buscar con urgencia la misión de la vida, más quieres cerrar las cortinas, tomar algo de comer y finalmente dejar de buscar.
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