El excesivo interés en asuntos mundanos distrae la mente de la concentración y conduce a una dispersión de los pensamientos, lo que a su vez disminuye la claridad interior y la luz del espíritu. Como se señala en una de las fuentes, "De la dispersión de los pensamientos proviene la somnolencia y un sueño oscuro e insaciable; del oscurecimiento se produce la caída en el pecado; del pecado viene el desesperado tormento del alma. Así como la elevación y el oscurecimiento de la mente, como se ha dicho anteriormente, se originan en la errancia, la dispersión de los pensamientos y la falta de contención de los sentimientos..." (source: 1743_8714.txt). Este pasaje muestra claramente que la dispersión de los procesos mentales conduce al deterioro espiritual y a la pérdida de la capacidad para pensar con claridad.