Los factores psicológicos, como la depresión, la baja autoestima y los trastornos de ansiedad, juegan un papel clave en el desarrollo de comportamientos autodestructivos. El estado depresivo a menudo se acompaña de un alto nivel de ansiedad y de una sensación de desesperanza, lo que puede llevar a la persona a optar por estrategias autodestructivas en un intento por disminuir el dolor emocional o enfrentar la tensión. La baja autoestima agrava aún más la situación, ya que la persona comienza a considerarse indigna de cuidado y apoyo, lo que conduce a la toma de decisiones arriesgadas y a comportamientos negativos hacia sí misma. Además, los trastornos de ansiedad, que provocan una tensión nerviosa constante, intensifican los síntomas depresivos y favorecen la escalada de impulsos destructivos.