Fe más allá de lo visible

La afirmación de la inexistencia de Dios y los ángeles se puede interpretar no como una prueba de su inexistencia, sino como una indicación de que su esencia trasciende la percepción sensorial directa. Es decir, aunque no podamos observarlos empíricamente, ello no invalida la necesidad de creer en ellos, ya que la fe se fundamenta no únicamente en lo que se puede ver o medir, sino también en los principios esenciales de la doctrina cristiana.

Como se señala en una de las fuentes, “la actitud escéptica hacia los testimonios bíblicos y de los Padres de la Iglesia sobre los Ángeles no excluye al hombre de Dios y de la Iglesia. Recordamos que la base de nuestra fe es la creencia en un único Señor en tres Personas...” (fuente: enlace txt). Aquí se enfatiza que la cuestión de la fe en los ángeles se integra en un sistema más amplio de dogmas cristianos, en el que la experiencia personal de la fe y la confianza en la revelación divina desempeñan un papel decisivo.

Otra fuente explica que, dado que Jesucristo, gracias a su infalible fiabilidad, requiere una fe incondicional, la enseñanza sobre la existencia de los ángeles debe aceptarse sin reservas: “si se rechaza la existencia de los ángeles, entonces se debe rechazar también la inmortalidad de nuestra alma, la futura vida eterna y, en general, toda la enseñanza de Cristo sobre el destino del hombre” (fuente: enlace txt). Así, la fe en los ángeles no es un elemento adicional, sino que se deriva lógicamente de la declaración cristiana fundamental acerca de Dios y la salvación a través de Cristo.

También se señala que los testimonios sobre la manifestación de ángeles, aunque se basen en el relato de personas justas, se ven confirmados por hechos posteriores, lo que atestigua la veracidad de sus descripciones (fuente: enlace txt). Esto evidencia que la presencia invisible de los ángeles se corrobora no tanto por pruebas empíricas, sino por la experiencia histórica y espiritual de la comunidad de creyentes.

Finalmente, una analogía presentada en uno de los textos recuerda: “así como la fuerza del alma anima y mueve el cuerpo, así la fuerza de Dios impregna todo lo que ha creado... no se puede dudar de que a lo invisible sirven siervos invisibles” (fuente: enlace txt). Se subraya aquí que la convicción acerca de la existencia de los ángeles surge del natural deseo de asemejarse a Dios, servirle y vivir conforme a principios espirituales superiores.

De este modo, la afirmación de la inexistencia de Dios y los ángeles puede entenderse como un recordatorio de que la verdadera fe se apoya en el conocimiento espiritual y la revelación, y no únicamente en evidencias visibles o materiales. La ausencia de una visibilidad empírica directa no anula la necesidad de aceptar su existencia como parte de una realidad espiritual superior, confirmada tanto por la experiencia histórica como por la enseñanza de la Iglesia.

Citas de apoyo:
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¿Creer en los ángeles para el hombre moderno?

Cada quien responde a esta pregunta de forma individual. En todo caso, una actitud escéptica hacia los testimonios bíblicos y de los Padres de la Iglesia sobre los Ángeles no excluye al hombre de Dios y de la Iglesia. Recordamos que la base de nuestra fe es la creencia en un único Señor en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y en la fe en que el Hijo de Dios, para la salvación de los hombres, se encarnó, sufrió, nos redimió mediante su crucifixión y resucitó!” (fuente: enlace txt)

“Al final de la Introducción a este trabajo se afirma que en Jesucristo se puede creer completamente o no creer en absoluto, sin término medio; y puesto que en Cristo resucitado, inmaculado y todopoderoso la verdad es absoluta, no se puede no creer en Él, dejando como única opción creer en Él incondicionalmente en todo, aunque algo escape al entendimiento humano limitado. Y dado que Jesucristo hablaba de los ángeles como espíritus incorpóreos existentes, debemos creer en Él, así como creemos que el hombre posee un alma inmortal...” (fuente: enlace txt)