El Rol Triple: Guionista, Director y Productor de Nuestra Vida
Dentro de cada uno de nosotros se oculta el guionista más grandioso, capaz de escribir el drama magnífico de la vida. Al ingresar a la arena de este teatro, descubrimos los recursos ocultos de nuestra creatividad interna, que nos inspiran a soñar y a dar forma a nuestros actos. Nuestra voz interior no es simplemente un flujo de pensamientos, sino un poderoso impulso creativo que establece la base para futuros logros.La parte principal revela la idea de que no somos simples observadores externos, sino participantes activos en nuestra propia vida. Al convertirnos en directores, orientamos y moldeamos nuestras acciones, combinando los impulsos internos con las circunstancias reales. Este proceso creativo requiere una elección consciente: cada decisión es como un paso en el escenario, en el que cada instante adquiere significado. De esta manera, nuestra vida se transforma en una puesta en escena cuidadosamente elaborada, donde la idea, la ejecución y la autodisciplina se combinan armoniosamente.La conclusión resalta que es nuestra responsabilidad la garantía del éxito. Somos, a la vez, organizadores y los protagonistas de nuestro espectáculo vital. Comprender esto nos ayuda a valorar cada oportunidad y a asumir plenamente el papel de productores de nuestro propio destino. En definitiva, cuando tomamos el timón de la gestión de nuestra vida, cada momento se llena de sentido y de la energía necesaria para materializar sueños profundos y alcanzar metas vitales.Si se considera el mundo entero como un teatro,
¿quién puede desempeñar el papel de guionista, director y productor en esta metáfora, y cómo se puede interpretar en el contexto de los procesos vitales?En esta metáfora, ver el mundo como un teatro implica que ni el guionista, ni el director, ni el productor son profesionales externos que manejen nuestro destino, sino que cada persona crea e interpreta su propio drama vital. Es decir, el guionista es nuestra voz interior y ese impulso creativo que genera ideas, deseos y sueños; es él quien escribe el “texto” que llevamos dentro, como señaló Luigi Pirandello:"Brillantemente lo expresó Luigi Pirandello en el drama 'Seis personajes en busca de un autor'. '¿Dónde está tu texto?', pregunta el director del teatro a los personajes que acuden a él en busca de una obra aún no escrita. 'Está dentro de nosotros', le responde uno de los futuros protagonistas. 'El drama está contenido en nosotros; nosotros mismos somos el drama y ardiendo de impaciencia queremos representarlo tal como nos lo indican las pasiones que rugen en nuestro interior'" (source: enlace txt).El director, en este contexto, puede considerarse esa fuerza de la conciencia que guía nuestras acciones, tomando decisiones sobre cómo es mejor “interpretar” el guión interno en la vida real. Es ese rol el que une los impulsos internos con las circunstancias externas, permitiendo que nuestro espectáculo personal adquiera forma, de la misma manera que un director real estructura el proceso de montaje. Como afirma el autor en otro texto: "la verdadera puesta en escena debe, enriquecida por el texto pero sin quedar constreñida por él, materializar paso a paso los indicios de esta revelación escénica", es decir, es precisamente a través de una acción pensada e intuitiva como se materializa lo concebido (source: enlace txt).El productor, en la metáfora de la vida, puede entenderse como la suma de las circunstancias y, sobre todo, la responsabilidad personal en el “financiamiento” y apoyo de nuestro juego vital. Esto significa que el éxito de nuestro espectáculo no depende del azar, sino de cuán capaces somos de guiarnos por un sentido interno de equilibrio y responsabilidad: "Y nosotros, por la gracia de Dios, tenemos un propósito, muy importante y muy necesario. Y depende de nosotros si la existencia de este mundo continuará en el futuro" (source: enlace txt). Aquí se enfatiza que la persona, al convertirse en dueña de su propio destino, debe cuidar y desarrollar esa energía que hace de la vida una representación plena.Así, si percibimos el mundo como un vasto escenario teatral, el guionista es nuestra visión interior y fuerza creativa, el director es nuestra elección consciente que determina el camino de realización de nuestro destino, y el productor es nuestra responsabilidad en el fomento y desarrollo de nuestro espectáculo personal. Cada uno de nosotros es, a la vez, autor, intérprete y organizador de nuestro camino vital, donde cada momento se convierte en una escena para futuras conquistas.