Pueblo de Fe Activa

La afirmación de que la posesión especial de Dios le pertenece a un pueblo, celoso de las buenas obras, se puede interpretar en el sentido de que Dios llama a sus seguidores a una vida activa en la que la fe inevitablemente se acompaña de buenas obras. En otras palabras, este pueblo es percibido como “especial” debido a su constante, sincera y enérgica dedicación a realizar buenas obras, las cuales son un reflejo de la gracia salvadora de Jesucristo.

Como se menciona en una de las fuentes citadas:

“Él se entregó por vosotros (para eso, precisamente), para librarnos de toda iniquidad, y para purificar un pueblo especial, celoso de las buenas obras” (1079_5391.txt, página: 1).

Estas palabras enfatizan que la salvación y purificación con las que es dotado el pueblo de Dios están vinculadas a la participación activa en las buenas obras. Es a través de la perseverancia y el celo en la realización de buenas obras que Dios forma entre Su pueblo esa comunidad especial, capaz de resistir la pecaminosidad, luchar contra las tentaciones internas y externas, y de ese modo recibir gracia y bendición.

Así, la afirmación sugiere que la pertenencia al pueblo de Dios se basa no solo en la fe como convicción, sino también en la expresión activa de esa fe a través de buenas obras, lo que lo convierte en la “posesión especial” del Señor. No se trata simplemente de una recepción pasiva del don divino, sino de una participación activa y consciente en una vida dedicada al bien y a la rectitud.

Supporting citation(s):
“Él se entregó por vosotros (para eso, precisamente), para librarnos de toda iniquidad, y para purificar un pueblo especial, celoso de las buenas obras” (fuente: 1079_5391.txt, página: 1).

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