Entre el Hedor y lo Maligno: Reflexiones sobre lo Material y lo Espiri
En las fuentes presentadas se observa una diferencia entre el concepto de “hedor” como propiedad de las cosas materiales y la imagen metafórica que puede recordar la manifestación de vicios, y la concepción del espíritu maligno como una influencia espiritual activa, aunque condicionada por la permisividad divina sobre la persona. Así, por ejemplo, en uno de los textos se enfatiza que las inclinaciones, los vicios y los respectivos “espíritus” pueden permanecer en el individuo de la misma manera en que en un recinto permanece un “hedor”, si se llena de sustancias con mal olor: “Si lo llenas de sustancias fragantes, permanecerá la fragancia; si lo llenas de sustancias fétidas, permanecerá el hedor.” (fuente: enlace txt) Mientras tanto, otra fuente examina el concepto del espíritu maligno, que, habiendo recibido la permisividad del plan divino, es capaz de dominar a la persona, como sucedió con Saúl, y de esta manera ejerce una influencia real sobre el alma, lo que difiere sustancialmente del efecto pasivo del “hedor”: “Recientemente me hicieron la pregunta: ‘
¿Cómo es que fue enviado por Dios el espíritu maligno?’ Esta es una expresión bíblica, que se corresponde con la noción de espiritualidad... ¿Puede Dios enviar al espíritu maligno? Esto demuestra que el mismo espíritu maligno no posee ningún poder sin la permisividad divina...” (fuente: enlace txt) De esta manera, aunque la analogía con el olor puede servir como imagen simbólica para describir el efecto de la presencia del vicio (o “espíritu del vicio”), el concepto de hedor como tal no equivale al del espíritu maligno, que posee una existencia espiritual independiente y ejerce una influencia activa sobre la persona. Se trata, pues, de dos aspectos diferentes: uno, la caracterización metafórica de la influencia de la impureza en el mundo sensible; y el otro, una manifestación espiritual concreta, discutida en narrativas bíblicas y enseñanzas religiosas.