Renacimiento interior: despertando la creatividad
En la vida hay momentos en los que la ausencia de estímulos externos nos obliga a enfrentarnos a nuestra realidad interior – y a veces esta realidad resulta vacía. En esos momentos, la falta de estímulos externos se transforma rápidamente en un estado en el que la mente parece quedarse dormida mucho antes de que llegue la noche. La persona se encuentra prisionera de una inercia cotidiana, donde su alma sufre de déficit de alimento interior y la aparición de nuevas ideas se vuelve casi imposible.El contenido esencial de este fenómeno subraya que, cuando la persona asume la posición de observador de sus propias reacciones, la vida se convierte en un proceso que transcurre de manera automática. El abandono de la actividad creativa y la aparición de un estado cercano a la somnolencia indican que la energía y el impulso interior se han agotado hace tiempo. En esos momentos, el aburrimiento no solo prevalece –se convierte en una fuerza insuperable, privándonos de la capacidad para generar nuevos pensamientos y emociones. La ausencia de un impulso interior conduce a que empecemos a existir reaccionando a las circunstancias externas, en lugar de vivir conscientemente y en búsqueda de la autoexpresión.En conclusión, se puede decir que cuando la vida interior pierde su brillo y actividad, es una señal de que es necesario volver a uno mismo –buscar nuestras propias fuentes de motivación, creatividad y fuerza. Superar el estado de existencia pasiva se convierte en un desafío que nos impulsa a crear, soñar y encontrar una satisfacción profunda en cada momento de la vida.
¿En qué momentos de la vida te aburre tanto que podrías quedarte dormido, y qué conclusiones se pueden extraer sobre el estado del alma en esos periodos?En esos momentos de vida, cuando no hay estímulos externos y la persona se queda sola consigo misma, surge la sensación de un vacío interior completo, por lo que incluso el sueño se presenta como algo fácilmente accesible –como si predominara un estado de inactividad del alma. Como se dice en un documento, "Nadie te impide estar solo. No hay ruido externo, no hay impulsos externos. Puedo ser yo mismo. Pero pasa muy poco tiempo y se vuelve aburrido. ¿Qué significa esto? Esto revela que todos, excepto nosotros, sabemos que si nos quedamos solos, después de poco tiempo se vuelve aburrido. ¿Y por qué? –Porque en mí no hay nada con qué nutrirme. Y entonces se descubre que, en su mayor parte, el ser humano no vive, sino que reacciona a lo que sucede. Es decir, vive una vida reflejada, como se puede reflejar la luz. No es que el ser humano tenga una vida en sí mismo y, a partir de un impulso interno, de un sentimiento o pensamiento, cree algo." (fuente: enlace txt, página: 286).Este panorama de soledad subraya que el aburrimiento, que alcanza un estado en el que uno podría dormirse, indica una profunda carencia en la autoexpresión y la actividad interior. La ausencia de impulso interno, cuando incluso los pensamientos se han agotado, conduce a un estado en el que toda la vida se reduce a una reacción mecánica ante las circunstancias externas, y no a la autoexpresión creativa o volitiva. En un estado similar, el alma se ve privada de su alimento interior –la fuente de motivación, creatividad y fuerza–, lo que a menudo se manifiesta en la semejanza entre el abatimiento y la somnolencia, cuando "cierras los ojos —y se puede considerar que ha llegado la hora del sueño nocturno" (fuente: enlace txt, página: 1200).Así, cuando todo a nuestro alrededor pierde brillo y actividad, y el aburrimiento se vuelve tan abrumador que la persona puede quedarse dormida, es una señal de que su vida interior está vacía. En esos momentos, la persona siente su incapacidad para generar nuevas ideas o encontrar inspiración dentro de sí misma, lo que indica que, en esencia, solo reacciona ante las circunstancias en lugar de vivir una vida plena y creativa.