Rechazo a la opresión y afirmación del yo
En el mundo moderno, siento una especial aversión hacia aquellas situaciones en las que se amenaza mi individualidad y en las que la fuerza vital ajena reprime mi verdadero "yo". Me inquieta la presencia de personas cuya energía hace que uno se sienta insignificante e inadecuado – momentos en los que el encuentro con alguien conduce a un distanciamiento interior, cuando resulta imposible expresarse plenamente. En ocasiones, es precisamente el entorno de personas que poseen todas las cualidades con las que yo mismo soñaba, lo que me recuerda mis propias deficiencias y provoca sentimientos de envidia y celos, minando mi equilibrio interno. La presión ejercida por un poder demostrativo también me parece bastante abrumadora, cuando cualquier desacuerdo es suprimido y la opinión personal pierde su significado. Dicho dictado, que pretende forjarnos como obedientes ejecutores, solo refuerza la sensación de opresión y rechazo. En consecuencia, rechazo inevitablemente tanto a aquellos que carecen de la capacidad para respetar la individualidad y la autoexpresión, como a las situaciones en las que domina un poder tiránico que impide a cada uno respirar con libertad y confiar en sí mismo. Este conflicto interior me recuerda la importancia de buscar un espacio donde se pueda ser uno mismo, donde reine el respeto mutuo y se fomente el desarrollo personal.
¿Qué cosas o situaciones le provocan mayor rechazo?
En mi percepción del mundo, el rechazo se despierta, en primer lugar, en situaciones en las que siento una amenaza a mi individualidad, así como en la presencia de personas cuya energía hace sentir que uno es inadecuado e internamente insuficiente. Por ejemplo, hay momentos en los que la presencia de otra persona no solo me provoca un sentimiento de antipatía, sino también ese distanciamiento en el que parece que no puedo expresar mis verdaderos sentimientos y ser quien realmente soy. Como se describe en una de las fuentes:"Me parece que su presencia encierra algún tipo de amenaza para mí; provoca en mí antipatía o alguna forma de distanciamiento sumiso. En su presencia, soy incapaz de expresarme y de vivir. Otros, en cambio, suscitan en mí sentimientos de envidia y celos: en ellos se encarna todo aquello en lo que yo desearía convertirme, y su presencia me recuerda que no soy eso. Sus fuerzas espirituales e intelecto me remiten a mi propia miseria. Otros, sin embargo, exigen demasiado de mí. No puedo responder a sus constantes súplicas llenas de sentimiento. Estoy obligado a rechazarlos. Estas personas son mis "no amigos"; me ponen en peligro; e incluso, aunque no lo admita, los odio. Por supuesto, este odio es únicamente psicológico, aún no moral, es decir, no deseado. ¡Pero aun así, preferiría que estas personas no existieran en absoluto! Su desaparición, su muerte se presentaría ante mis ojos como una liberación." (fuente: enlace txt)Además, las situaciones vinculadas a manifestaciones de poder, en las que una persona siente que su individualidad es suprimida y se le priva de la posibilidad de ser escuchada, también provocan en mí un fuerte rechazo. Un poder que intenta convertir a los súbditos en individuos disciplinados y obedientes deja una sensación de opresión e impotencia para resistir, lo que aumenta el rechazo interno hacia tales sistemas.En resumen, el rechazo en mí es provocado tanto por el desagrado personal hacia aquellos que, aunque están llenos de fuerza vital, carecen de la capacidad para percibir o respetar las particularidades individuales, como por las situaciones en las que domina un poder despótico que suprime el "yo" personal.